La lista de vocales que Pablo Casado ayer desveló para el comité ejecutivo nacional (el órgano de gobierno que se réune periódicamente para tratar los asuntos claves del partido) es una declaración de intenciones de quién gana y quién pierde. Con todo, los nombres más importantes, los de aquellos que conformarán el comité de dirección del PP, es decir, el sanedrín que toma las decisiones en el día a día y tiene despacho en Génova, no fueron desvelados ayer por Casado, quien ha prometido integrar a afines a Sáenz de Santamaría. Con todo, hay un nombre propio con acento valenciano que tiene muchas posibilidades de estar, de un manera u otra, en el núcleo duro del nuevo líder del PP.

Se trata de la diputada nacional Belén Hoyo, uno de los apoyos más importantes que Casado ha tenido en la Comunitat Valenciana. Hoyo podría ocupar un puesto en alguna de las vicesecretarías o ser aupada de alguna manera a la dirección del grupo popular.

Solo esta reserva justifica su ausencia en la lista de vocales al comité nacional, una relación de 35 puestos que ayer fue leída por Casado.

En total, los agraciados con esta suerte de pedrea son cuatro valencianos. Casado ha querido premiar a quienes han trabajado activamente a su favor y en contra del aparato, y de ahí que el jefe de la diputación de Alicante, César Sánchez, y la portavoz del PP en el Ayuntamiento de Castelló, Begoña Carrasco, hayan tenido entrada.

De otro lado, el nuevo presidente del PP ha querido hacer un gesto de integración al incorporar como vocales de libre designación al exministro José Manuel García Margallo, que se presentó a las primarias, y a Elio Cabanes, el aspirante fracasado de la Font de la Figuera. La rehabilitación del número uno por Alicante en el Congreso de los Diputados supone todo un revés para la dirección provincial de Alicante, que infructuosamente trató de sacarlo de las listas. Rajoy lo sacó del último comité tras dejarle sin cartera. Ahora, el veterano político vuelve a estar activo.

Betoret no conserva silla

En la provincia de Valencia, el principal revés es para el presidente de la gestora, Rubén Moreno, a quien Santamaría prometió despacho en Génova y que ahora pierde influencia. De momento, y en espera de que Casado complete su organigrama, no hay más representación de la provincia de València. El refente de los críticos, el expresidente provincial, Vicente Betoret, que primero apoyó a Dolores de Cospedal y después a Casado, no ha logrado mantener su silla en el comité ejecutivo nacional. Génova lo repescó en el último congreso de Rajoy.