«Ha sido un caos, sobre todo por la noche, cuando no hay metro... Un cliente chino llorando porque no podía llegar al aeropuerto, un piloto que casi no está a tiempo a Manises para subirse a su avión...», así describían en la recepción de uno de los hoteles de cinco estrellas de la avenida de las Corts Valencianes las primeras horas de la huelga del taxi de la pasada madrugada. Incluso relatan que ha habido clientes con coche que se han ofrecido a llevar a aquellos que no encontraban transporte al aeropuerto, o a compañeros de trabajo (en el caso de aquellos que vienen de congreso o para una reunión de empresa), pero éstos han tenido problemas al ser increpados por taxistas en huelga al llegar a Manises.

En los hoteles no paraban ayer de informar a los clientes sobre las líneas de transporte público, tanto de metro como de autobús. El consejo para los hospedados en los hoteles de la avenida de las Corts y que hoy tenían que estar a las 9 de la mañana en el aeropuerto de Manises es que cogieran el metro de las 6 de la mañana. Es decir, que salgan al menos tres horas antes de lo deban estar esperando en el aeropuerto. El trayecto por metro dura 30 minutos partiendo de la estación de Beniferri, con transbordo incluido en Ángel Guimerà, aunque toda precaución es poca con la ciudad bloqueada. «Los clientes, sin taxis ni metro, limitan su ocio nocturno a los restaurantes y locales del entorno de los hoteles a los que se pueda ir andando», cuenta una recepcionista.

«Salen perdiendo los taxistas, su imagen no para de devaluarse»

Ana, llegó ayer en tren a la estación del AVE de Joaquín Sorolla acompañada por su marido y su hijo. La familia viajó desde Madrid hasta València para pasar unos días de vacaciones en la playa. Al salir del recinto en busca de un taxi que les llevara al hotel, se encontró de bruces con el paro. «No sabíamos que aquí también había huelga, no conocemos la ciudad y estamos totalmente perdidos», lamentaba.

Otros turistas conocían la huelga de taxistas y optaron por el transporte público. Este es el caso de una mujer francesa que junto a su hijo está realizando una ruta por diferentes ciudades españolas: «Estuvimos este fin de semana en Madrid y vimos que los taxistas estaban en huelga y antes de llegar aquí comprobamos que la situación era similar. Por tanto, organizamos nuestra estancia en València en función del metro». Otros apostaron por el autobús, pues la parada más cercana a la estación congregó a decenas de turistas.

Como Julia y su bebé, otros eligieron desplazarse en Uber o Cabify, la competencia más directa del taxi. «He llamado a diferentes radio emisoras taxistas y solo aceptan trayectos a hospitales, en Madrid si viajas con maleta y bebé también aceptan el servicio. Así que nada, iré en Cabify pero al final salen perdiendo los taxistas porque su imagen no para de devaluarse», sentenció Julia.

«He llegado tres horas antes por si colapsaban los accesos»

Francisco Bombí, de Valterna, se encontraba junto a su familia en las instalaciones del aeropuerto de Manises «molesto» por la huelga de los taxistas. «No teníamos a nadie que nos acercara en coche al aeropuerto y hemos valorado la opción del metro, donde nos costaba una hora venir cuando en coche son 10 minutos. Finalmente, un amigo nos ha traído», sentenció Bombí.

«El taxi es mi medio de transporte por las ciudades y, en todos los sitios, son sucios e impuntuales. Ayer por la mañana me hice seis kilómetros andando a pleno sol para ir a la playa porque ningún taxi me quiso llevar» afirmó Paolo Torchetti, un abogado que viaja todas las semanas con avión porque tiene sus despachos en Nueva York, Montreal, Toronto y en València. Torchetti, que estaba haciendo tiempo para volar hacia Montreal .

José Carlos Giménez viaja para un mes con dos maletas grandes y «uso con frecuencia los taxis y me voy de viaje de trabajo y no de vacaciones». «Me he adelantado más de tres horas a la salida del avión porque tenía miedo de que los taxistas colapsaran los accesos», dice.

«Me han negado un servicio mínimos con un 65 % de invalidez y en quimioterapia por un cáncer»

Amparo, una mujer de 74 años, con una invalidez del 65 % y en tratamiento de quimioterapia por un cáncer, denunció ayer que le había sido negado un taxi en servicios mínimos al salir de un hospital, donde había acudido a visitar a un familiar convaleciente. La mujer tuvo que volver a su casa en un autobús de la línea 81 de la EMT. Los huelguistas habían anunciado servicios mínimos gratuitos para enfermos, urgencias y para personas con movilidad reducida.