La Coordinadora d'Entitats Culturals del Regne de València congregó ayer a más de doscientas personas en la mesa redonda «España a debate», que reunió a seis escritores y periodistas (referentes del llamado revisionismo histórico) para reflexionar sobre «la encrucijada en la que se encuentra España» ante el independentismo catalán, afirmó el organizador del acto, Juan García Sentandreu.

Un encuentro dirigido «a los valencianos que se sienten españoles» para encontrar, entre las reflexiones de los invitados y el turno de preguntas posterior, «una salida intelectual al totalitarismo en España», que según apuntó Sentandreu observa tanto en la ley de Memoria Histórica como en el proyecto de una comisión de la verdad, dos recursos del Gobierno que el fundador de Coalició Valenciana cree que hay que derogar.

El periodista José Javier Esparza fue el maestro de ceremonias de los «intelectuales y no políticos que han reflexionado sobre España», como él mismo presentó. Abrió el debate Jon Juaristi, especialista en «psicopatología del nacionalismo», la misma disciplina que controla Pío Moa, famoso por sus tesisrevisionistas sobre la II República y la Guerra Civil. Otra de las butacas la ocupó el escritor e historiador Fernando Paz. A Fernando Sánchez Dragó, el presentador Esparza lo describió como alguien «que nos ha enseñado que existe una forma de pensar en España mucho más allá de las derechas y las izquierdas».

Hermann Tertsch fue introducido como el que ha identificado «el mayor problema que nadie se atreve a decir; que en España el Estado trabaja contra la nación», dijo Esparza.

La vertiente más valencianista la aportó Leopoldo Peñarroja, conocido por sus posturas contra la unidad de la lengua. Esta es una de las principales «mentiras» para Sentandreu, quien apuntó que la cuestión lingüística se ha convertido en una «amenaza a la nación española».

Al encuentro asistió la que fuera candidata en la C.Valenciana de Vox, Cristina Seguí, formación de la que se dio de baja en 2014.

Sentandreu, por el contrario, abrazó en julio el partido que dirige Santiago Abascal al desistir de formar una coalición de partidos valencianistas «blaveros» y volver así a la política activa.