El pasado 23 de septiembre otro menor, de once años, falleció al clavarse de forma accidental los cristales de una puerta en su domicilio de València. El pequeño estaba jugando con su hermano, que resultó herido, mientras sus padres habían bajado a recoger la comida que habían encargado. Mientras corrían por la casa chocaron con la puerta y uno de los cristales se le clavó en el estómago.