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Entrevista

«La mitad de España corre riesgo de despoblamiento»

"Favorecer los nacimientos con políticas específicas no es suficiente, también debe haber ayudas para afrontar el proceso de crianza de los hijos", asegura la comisionada del Gobierno frente al reto demográfico

Licenciada en Derecho por la Universidad de Valladolid y diputada socialista, a Isaura Leal (València,1959) la avala una amplia experiencia municipalista como secretaria general de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), donde también ha desempeñado otros cargos.

Dice que donde hay jóvenes y mujeres hay futuro. ¿Es más que una frase hecha?

Es una realidad. Vivimos tiempos complicados. La coyuntura también lo es.

Da la impresión de que el Gobierno se ha tomado muy en serio el drama de la España vacía.

Este Gobierno es consciente de que España se enfrenta a importantes cambios demográficos que no son fruto de la coyuntura actual. Vienen del pasado y se han agravado en la última década. Pensamos que los retos demográficos han estado alejados demasiado tiempo del ámbito de las decisiones políticas. Ha llegado el momento de afrontarlo como país con políticas activas para lograr que esta generación y las que vengan tengan viabilidad en nuestro modelo territorial.

¿Qué se juega en esta batalla contra el despoblamiento?

Cuando hablamos de cambios demográficos no sólo nos referimos a despoblamiento. El 53 por ciento de nuestro territorio está en riesgo de despoblación. Somos el país de nuestro entorno con mayor superficie afectada. Pero cuando hablamos de cambios demográficos lo hacemos también de envejecimiento. Nuestra esperanza de vida es la más alta de la Unión Europea y una de las más altas del mundo. Es un éxito como sociedad que requiere otra manera de gestionar los recursos públicos, de afrontar el envejecimiento activo, plantear los cuidados que requiere y afrontar los cambios.

¿Es diseñar un nuevo modelo social?

Ya no hablamos de mayores de sesenta y cinco años. Cada vez más gente supera los ochenta. La densidad de la población no puede ser un indicador de la calidad de vida que disfrutarán las personas. Para afrontar de forma coherente el futuro debemos garantizar la igualdad, sin que importe el lugar de residencia. Hablamos de igualdad de oportunidades en los servicios básicos: educación, infraestructuras, actividad económica y empleo.

El Consejo de Ministros ha habilitado 80 millones para ayudar a los jóvenes de áreas despobladas. ¿Esto es cuestión de dinero?

El diagnóstico es común. Si en algo coincidimos todos es en que la situación económica de un territorio no sólo mantiene la actividad de quienes viven allí, sino que también sirve para atraer nueva población. Hacer que los jóvenes se queden implica darles un empleo digno. Los 80 millones de euros aprobados por el Consejo de Ministros servirán para favorecer el auto empleo a jóvenes entre 16 y 30 años de municipios que sufren despoblación.

¿Qué puede hacer un joven rural, más allá de la actividad agraria y ganadera?

Existen muchas oportunidades en sectores como el teletrabajo, la innovación o la digitalización de la agricultura y la ganadería, una cuestión crucial en la agenda europea. Es necesario crear nuevas empresas en el entorno rural.

¿Qué tipo de medidas pueden convencer a la gente de tener hijos?

Favorecer los nacimientos no es suficiente. También debe haber ayudas para afrontar la crianza de los hijos. Aquí entran en juego las escuelas infantiles de 0 a 3 años, las subvenciones para la gratuidad de los libros de texto, becas, las medidas de conciliación, y sin duda, las condiciones del mercado de trabajo para que libremente un hombre o una mujer decidan ser padres. Una sociedad que quiere favorecer los nacimientos tiene que poner en marcha políticas públicas. El entorno social y laboral debe ser positivo. El trabajo de la mujer no debe verse limitado o supeditado al ejercicio libre de la maternidad. Seguro que usted y yo lo comprendemos perfectamente.

En este país a veces miran mal a una madre o a un padre que llevan a un niño en un medio de transporte público. El entorno cultural tampoco ayuda.

En una sociedad en la que la tolerancia debe ser un valor predominante el papel que juega la infancia debe de ser incorporado e interiorizado culturalmente.

Hay pocos niños y cuando crecen se van de las áreas rurales.

Insisto en el éxito social que supone que la media de edad alcance los 80 años. El problema no es el envejecimiento. Lo que es un fracaso es que los jóvenes abandonen su territorio por falta de oportunidades. El auténtico drama es que los jóvenes se tengan que marchar.

¿Queda tiempo para invertir la tendencia y recuperar ese talento fugado?

Estamos a tiempo, sí. La resignación sólo conduce a la melancolía y no a la solución de los problemas. Tenemos la oportunidad de conseguir que vuelvan esas generaciones de jóvenes bien formados, siempre que les ofrezcamos alternativas adecuadas.

¿Dotar de servicios a las áreas rurales implica aumentar gastos. Florece una corriente contraria a unificar y reducir municipios. ¿Todo eso es compatible?

El problema no es el número de municipios. Unificar municipios no es una buena idea. En España tenemos menos que en Francia. El asunto son las competencias y el modo de gestionar. Cuando hablamos de lo caro que sale llevar servicios a las zonas menos pobladas, nos convendría pensar, más bien, en el sobrecoste social de no hacerlo.

Al final, los seres humanos buscan entornos amables en los que desarrollar su vida...

En el equipo del Comisionado utilizamos muy a menudo una frase que define bien el motivo por el que las personas toman la decisión de marcharse, con el desgarro que ello supone. Claro. Finalmente la decisión de abandonar el entorno es totalmente personal y conlleva la búsqueda de mejores oportunidades. Por eso nosotros decimos que 'la marcha es un síntoma, pero la grave enfermedad es la desigualdad'. Quienes se van buscan igualdad de oportunidades de empleo y mejores condiciones de subsistencia.

¿Repoblar con emigración es una solución?

La Unión Europa debe abordar seriamente el debate sobre la emigración. Forma parte de nuestro futuro. España debe afrontar la cuestión en el marco de una política comunitaria. En todo caso estamos hablando de una emigración legal, con derechos y deberes, que debe verse como una oportunidad y no como una carga para los países de acogida. Volvemos de forma recurrente a lo mismo: los territorios tienen que garantizar condiciones de vida.

Debemos llegar al debate agrario. Las gentes del campo aún se sienten de segunda. ¿Cuál es el camino para equiparar la percepción social de rurales y urbanos?

Hay que dignificar la vida en los pueblos. Quienes viven en ellos no son los paletos, ni los fracasados, ni los que no valen para otra cosa. Para la viabilidad de un país es necesaria la vida en el entorno rural, tanto o más que en las áreas urbanas. Mientras residir en el área rural siga viéndose como algo limitado no habrá solución. Al final es cuestión de igualdad. Cuando la hay no importa el lugar en el que vivan las personas.

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