El juicio por el doble intento de asesinato a tiros de un padre y su hijo en Torrent, que se está celebrando esta semana en la Audiencia Provincial de València, ha reabierto viejas rencillas entre dos clanes rivales.

Tras declaraciones cruzadas y amenazas de muerte en la misma sala de vistas, por las que el magistrado tuvo que ordenar el desalojo y la intervención de la Guardia Civil, el martes la sangre estuvo a punto de llegar al río de nuevo cuando una veintena de familiares de las víctimas trataron de linchar a los testigos de la familia de los acusados.

Seguramente lo habrían logrado de no ser por la intervención de dos agentes de la policía de la Generalitat y un vigilante de seguridad, quienes se hicieron fuertes en el interior del juzgado de guardia de València, sujetando la puerta desde el interior mientras una horda de personas, armadas con garrotas, trataba de derribarla.

Se vivieron momentos de verdadera tensión. «Fueron minutos pero se nos hicieron eternos», confiesan testigos de lo ocurrido, que se encontraban dentro del juzgado de guardia y que temían que en cualquier momento los violentos lograran superar la resistencia de los agentes, quienes desbordados por su número poco hubieran podido hacer. Ni siquiera el arma reglamentaria disuadía sus intenciones de venganza.

Los pocos funcionarios que todavía quedaban en dependencias judiciales a mediodía telefonearon rápidamente pidiendo ayuda, tanto a la propia seguridad de la Ciudad de la Justicia como a la Policía Nacional.

Finalmente fueron las propias mujeres del clan quienes desalentaron a sus familiares para que depusieran su actitud y se marcharan antes de que llegaran los refuerzos policiales y acabaran todos detenidos. De hecho, cuando las patrullas llegaron al lugar el grupo ya había puesto pies en polvorosa.

Los tres acusados por dos delitos de asesinato en grado de tentativa y tenencia ilícita de armas, todavía se encontraban en la sala de la Sección Quinta donde se estaba celebrando el juicio, custodiados por la policía, a la espera de ser conducidos de nuevo a prisión.

La Fiscalía solicita para cada uno de ellos penas superiores a los nueve años de cárcel, como ya adelantó en exclusiva Levante-EMV. Aunque éstos atribuyen el origen de la reyerta inicial a un hecho tan banal como la discusión de unos jóvenes por unas flatulencias, lo cierto es que la enemistad entre ambas familias - Los 'Canuto' y los 'Mone'- viene de tiempo atrás.

Rencillas por drogas

Esa noche del 21 de febrero de 2016, aprovecharon esta trifulca circunstancial por un supuesto pedo para saldar cuentas por asuntos relacionados con la venta de drogas en el barrio del Xenillet de Torrent. Según la versión de los acusados, éstos bajaron a la calle porque los otros «habían escalabrado» a su sobrino, aunque niegan que llevaran armas de fuego e hicieran uso de ellas.

Por contra, las víctimas sostienen que fueron los procesados quienes les agredieron y dispararon con la intención de acabar con su vida. El hijo, de 32 años, presentaba un tiro en la pierna y un traumatismo craneoencefálico tras ser golpeado con una garrota, mientras que su padre, de 59 años, recibió tres impactos de bala, uno de ellos a la altura del riñón, por los que estuvo hospitalizado casi un mes.

Durante las declaraciones de los testigos en la vista oral del martes se volvió a revivir la tensión de los días posteriores al tiroteo, cuando la policía tuvo que establecer un despliegue de seguridad durante días en la barriada para evitar posibles represalias. «Como mi padre se muera, vamos a ir al cementerio a sacar a vuestros muertos de la caja», clamaba venganza las hijas del herido. Aunque finalmente sobrevivió, un mal gesto durante el juicio de un acusado fue suficiente para hacer brotar la violencia.