Su libro se llama «Constitución, la reforma inevitable. Monarquía, plurinacionalidad y otras batallas». ¿Esa reforma es posible?
Ese es el problema. La reforma de la Constitución es más necesaria que nunca. Ya deberían haberse hecho varias reformas, que es lo que suelen hacer todos los países europeos de nuestro entorno. Aquí solo hemos hecho dos, impuestas desde la UE. Reformas propias no hemos hecho ninguna y ya vamos con tardanza. Pero ahora mismo no hay condiciones para que los partidos, que son los que tendrían que hacerlo, se sienten de buena fe para hablar de qué temas habría que reformar y construir el consenso. No lo veo viable en estos momentos. Es muy necesaria, pero imposible.
Y Vox, mientras tanto, ha entrado en las instituciones.
Vox ha entrado para quedarse.
¿Nos esperan tiempos peores?
Creo que sí. Llevamos ya un tiempo en el que la Constitución empieza a no ser normativa sino nominal. Lo que ocurre en el sistema político se distancia mucho de lo que la Constitución prevé. Por lo tanto podemos entrar en una fase similar a la que entró la primera restauración. Una fase de agonía de la Constitución, que se prolonga en el tiempo hasta que hay un momento en el que acaba saltando por los aires. Pasó con la Constitución de 1876. Cuando en 1913 Ortega hace un discurso de vieja y nueva política, levanta la autopsia de la Constitución de 1876. Era un cadáver, pero duró hasta 1931 con dictadura de Primo de Rivera por medio. A la actual Constitución le está pasando ya. Las dos últimas legislaturas han sido dos fraudes constitucionales. No se hacen leyes, la legislación se hace a través de decretos leyes, no se aprueban presupuestos... Hay una crisis institucional de magnitud extraordinaria y no se hace nada.
¿En esa situación la que engorda es la ultraderecha?
Está pasando lo que había pasado en otros países europeos. En España no habíamos tenido ultraderecha porque el PP la tenía monopolizada y se había cuidado de que no se le saliera ningún flanco por la ultraderecha. Además, España es el último país que se incorpora al constitucionalismo democrático desde la II Guerra Mundial. Teníamos la memoria del régimen de Franco más activa, como una vacuna más reciente. Pero no es que no hubiera base social para una extrema derecha. La había y la hay. Le faltaba la capacidad de conectar, pero ya ha entrado. Vox ha venido para quedarse y se verá en mayo.
¿Se extenderá en las elecciones autonómicas?
Creo que en las elecciones de mayo se va a ver eso. Además, con las elecciones europeas contarán con la complicidad de otros partidos europeos que lanzarán mensajes similares. Mientras el tema de Cataluña no esté resuelto, el mensaje del nacionalismo español frente al catalán va a tener un rendimiento electoral. Además tendrá un eco europeo, porque las autonómicas coinciden con las europeas, que los va a legitimar mucho.
El problema catalán ha protagonizado la campaña andaluza.
El PSOE y Adelante Podemos han intentado hacer una campaña en clave andaluza y los tres partidos de la derecha la han planteado como una tensión entre el nacionalismo catalán y el español. Cataluña ha sido mucho más importante que Andalucía en esta campaña. En las elecciones de mayo ocurrirá corregido o aumentado.
¿El castigo en las urnas al PSOE andaluz es un castigo a Sánchez?
Sí. Ha sido un castigo al PSOE.
¿Debería convocar elecciones generales?
No sé lo que hará. La formación del Gobierno en Andalucía es un elemento clave. Para Cs votar con Vox y PP es romperle toda su estrategia electoral. Lo que pide de que le apoye el PSOE y que se abstenga Podemos... Ni PSOE ni Podemos pueden hacer eso. Yo creo que si Cs decide un acuerdo con PP y Vox, desaparecerá como partido, se lo tragará el PP. Lo que podría ocurrir, que no descarto, es que hagan los cálculos para que no se elija presidente a tiempo y haya que repetir las elecciones andaluzas el 26 de mayo. Creo que Pedro Sánchez estará a la espera de lo que ocurra con la formación del Gobierno andaluz.
