Los trabajadores de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) han perdido un 25,2% de su sueldo desde 2010: el tijeretazo del 5% Gobierno de Zapatero; otro 7,6 por la congelación salarial de empleados públicos; el 10% que sacrificaron para reducir los despidos del ERE de 2012 y otro 2,5% por complementos. En 2016 pactaron, con el Botànic ya al frente de la Generalitat, el XII convenio colectivo de FGV en el que la empresa se comprometía a recuperar el 10% del recorte al salario a razón de incrementos del 2,5% anual en varios años. Un compromiso que FGV no ha cumplido. A esta situación se une la reducción de la plantilla de FGV, primero por los despidos de FGV y después por la política de no cubrir las bajas laborales.

El resultado de estas medidas es visible para cualquier usuario de Metrovalència: taquillas y estaciones vacías, menos personal en ruta y supresión de hasta tres trenes diarios por falta de maquinistas, según relataban ayer los cuatro secretarios generales de los sindicatos convocantes de la huelga prevista hasta el 29 de enero: Antonio Soler (UGT), Juan Boscà (CC OO), César Sánchez (SIF) y Maria Ángeles Pérez (SCF).

Los cuatro se reunieron ayer con Francesc Signes (subsecretario de la Conselleria de Obras Públicas) y Nuria Espí (asesora de Presidència) para intentar acercar posturas. La reunión fue «decepcionante» según Boscá, aunque «al menos no hemos tenido un 'no' taxativo como el del lunes de la consellera», valoró Soler. «En la conselleria van muy perdidos y la dirección de FGV es caótica», aseguró Sánchez.

Signes aseguró a la agencia Efe que siguen explorando «todas las posibles soluciones» y pidió a los sindicatos «comprensión para no perjudicar el servicio». El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, también aseguró que tanto FGV como la propia Generalitat están dispuestos «a negociar todo lo que sea posible» con los trabajadores de esta empresa pública pero siempre «dentro del marco legal».