Al calvario derivado de la controvertida decisión que mantiene en prisión preventiva a Eduardo Zaplana pese al agravamiento de su enfermedad, se añade el hecho de que la esposa del expresidente de la Generalitat, Rosa Barceló, también padece leucemia, según se hizo eco ayer La Otra Crónica.

El diagnóstico médico, que Barceló conoció un mes antes de la detención y encarcelamiento de su marido en mayo de 2018 y un mes después del fallecimiento de su padre, el empresario hotelero y exsenador del PP Miguel Barceló, representa una losa añadida para un matrimonio que en 2011 perdió a uno de sus hijos -con una enfermedad rara- con solo 22 años de edad.

La patología que sufre Rosa (61 años), en cualquier caso, no es equiparable a la de su marido: se enfrentaría a una leucemia crónica que trata con pastillas y que no precisa de un transplante de médula, como es el caso de Eduardo Zaplana. Barceló, que se ha caracterizado siempre por su discreción y por mantenerse alejada de los focos, hace vida normal pese a que ha de recibir cuidados, según indican fuentes próximas a la familia.

El matrimonio fijó su residencia en València tras el diagnóstico de la enfermedad del expresidente y exministro, que ha cumplido un mes ingresado en el hospital La Fe de de esta ciudad en régimen de aislamiento hospitalario por las complicaciones de su enfermedad y con custodia permanente policial. Sus familiares solo pueden visitarle durante 45 minutos semanales. Barceló -que también está siendo tratada en La Fe- y Zaplana no pudieron pasar juntos la Nochebuena.

Las últimas informaciones apuntan a una ligera mejoría del estado de salud del expresidente -dentro de la gravedad- a la espera de un cambio de criterio judicial que evite su regreso a prisión. Numerosos dirigentes políticos de todo signo y profesionales sanitarios se han mostrado partidarios de la liberación de Zaplana, pero los cinco intentos de su defensa en ese sentido hasta el momento, alegando que no existe riesgo de fuga, han resultado infructuosos.

En prisión desde mayo

El exministro de Trabajo se encuentra en prisión preventiva desde mayo acusado por la jueza instructora de diez presuntos delitos de corrupción relacionados con su etapa de presidente de la Generalitat. Su esposa también tuvo que declarar como investigada. Los investigadores del caso Erial estarían ultimando las pesquisas en el extranjero sobre el dinero cuya pista se sigue.