El uso de las pantallas y de los móviles ya se ha convertido en uno de los principales motivos de disputa entre padres e hijos. El pasado 29 de enero se presentó un informe cuyas conclusiones son alarmantes: cuatro de cada diez padres afirman que las pantallas son una fuente habitual de conflicto con sus hijos y seis de cada diez progenitores reconocen que no instalan en los dispositivos de sus hijos ningún tipo de control. La investigación se ha llevado a cabo tras encuestar a 1.400 padres y madres de todo el país con hijos menores de 18 años. Por si la radiografía no era lo suficientemente negativa, encima el 74% de los progenitores reconoce que el uso de las tecnologías les ha unido «poco o nada a sus hijos» o, lo que es lo mismo, que les ha separado, según el estudio realizado por Empantallados.com y GAD3 y con el apoyo de Orange.

El hecho de que la mayoría de los padres no opten por instalar sistemas de control parental en los móviles, ordenadores y tabletas supone un grave riesgo para sus hijos. Lo llevan diciendo durante años psicólogos, educadores, policías y pedagogos. Según los datos de este informe, el ciberacoso, la relación con desconocidos, el acceso a contenidos inadecuados, la pérdida de tiempo y la sobrexposición de la imagen de los menores son, por este orden, las principales consecuencias negativas del mal uso de la tecnología.

El móvil se ha convertido en un clásico de regalo de comunión. Eso sí, los padres se lamentan y el 39 % reconoce que el móvil ha llegado demasiado pronto y establecen los 10 años como la edad media adecuada para comenzar a hacer uso de una tableta. Según los expertos ahora se castiga dejando a los niños salir a la calle pero «sin el móvil». Narciso Michavila, presidente de GAD3, explica que si antes el castigo era «si te portas mal, no vas a salir; ahora ha cambiado por: 'Hijo, como te portes mal, te saco a la calle, pero sin el móvil'. Es la mayor amenaza para ellos en este momento».