José María Aznar ha dado un mitin en València como si el tiempo no hubiera pasado. Un auditorio lleno, un expresidente al que aún llaman presidente y un partido con fuerza para salir a ganar.

Aznar se ha postulado como el creador de una derecha que debe enorgullecerse ante la fragmentación a la que se enfrenta y que debe reunificar. Avisa a Vox: "A mi no me hablan de derecha cobarde porque no me aguantan la mirada". El expresidente, que en las filas populares no olvidan su legado, ha señalado que no se trata "de repartir armas, sino de juntar votos", en un intento por apelar al voto útil como ya hizo Pablo Casado.

Precisamente Casado ha sido el encargado de devolver al PP "el adn" del que Aznar se siente parte y que ahora vuelve a apadrinar: ni rastro de referencias a la etapa de Mariano Rajoy como presidente.

Aznar ha sido recibido por la cúpula popular valenciana. Ha recordado los años dorados tras haber designado, él mismo, a Rita Barbera como alcaldesa, un legado que también ha n recordado la candidata a la alcaldía, Maria José Catalá, y la candidata a la Generalitat, Isabel Bonig.

Bonig ha recitado un discurso en clave autonómica y centrado en desbancar al tripartito del Consell, una izquierda que ha generado "la confrontación por la lengua" capitaneada por una "coalición sanchista" y una "extrema extrema izquierda" de Podemos que son los comunistas "con Iphone y Ipad".