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El «clasismo» en las viviendas de la Guardia Civil

De cortijos de lujo, a pabellones con goteras

La AUGC critica el «despilfarro» público en las reformas de las viviendas de algunos mandos de la Benemérita y la ausencia de inversión en las de los agentes

Cuartel de Paiporta donde el comandante se ha reformado el pabellón. i. c.

Problemas de humedades, grietas en techos y paredes, pésima climatización, ventanas y puertas que no abren, instalaciones eléctricas antiguas e incluso goteras. Esta es la situación que arrastran muchos de los pabellones de la Guardia Civil de la provincia de València. Residencias que el Instituto Armado ofrece a los agentes y mandos en su localidad de destino de forma gratuita debido a la movilidad de sus efectivos y para compensar, en parte, los sueldos más bajos dentro de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

Lo que a priori podría ser visto como una gran ventaja, ya que los guardias no tienen que pagar alquiler alguno y solo tienen que hacer frente a los gastos de agua y otros suministros, refleja una vez más las desigualdades dentro de la Benemérita. «Ni todos los agentes disfrutan de pabellón ni todos los pabellones son iguales», remarcan desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) de València, quienes critican el «clasismo» dentro del Cuerpo. «Hasta para el lugar de convivencia y residencia de las familias de los guardias civiles existen clases y escalas», puntualiza Juan José Tocón, secretario general de AUGC en València.

De hecho, la AUGC, asociación que representa a la mayoría de los guardias civiles en la Comunitat Valenciana, denuncia «el despilfarro» que se está produciendo en las inversiones que está realizando el Cuerpo en la mejora de las viviendas de algunos altos mandos del Instituto Armado. «La administración está destinando grandes sumas de dinero en convertir estos pabellones, que casualmente son los que se encuentran en mejor estado, en estancias de lujo donde todo vale, incluso con mobiliario nuevo», aseguran fuentes de AUGC.

Así lo demuestran los datos extraídos del portal de transparencia, donde aparecen adjudicaciones de obras a cargo del Estado para reformar los pabellones de algunos oficiales de València y Alicante. Un ejemplo de ello sería la ejecución de la reforma el pasado año del pabellón del comandante jefe de la Compañía de la Guardia Civil de Paiporta, cuyo importe ascendió a 43.560 euros.

Otro supuesto derroche con dinero público, que ya criticó duramente esta misma asociación de guardias civiles hace un año, fue la transformación del pabellón del General de la Guardia Civil de la Comunitat Valenciana, situado en el cuartel de Benimaclet, y cuyo importe total, entre la reforma y el mobiliario -también pagado con el dinero de los contribuyentes- ascendía a la cifra de 64.037 euros. Concretamente se trató de una licitación de obras con un coste para las arcas públicas de 59.895 euros, a los que se sumaron 3.146 euros en mobiliario y otros 996 euros en enseres, según el comunicado de AUGC.

Pero lo que más indigna a los guardias no es el gasto público de estas reformas en las residencias de los mandos, sino que el dinero se destine a pabellones que se encuentran en buen estado, mientras que los que verdaderamente necesitan reformas de rehabilitación de primera necesidad se retrasan o simplemente no llegan a ejecutarse. En la Comunitat Valenciana existen actualmente 716 pabellones en estado regular, 49 en estado deficiente, 204 en mal estado y 116 en estado inhabitable, según los datos facilitados por la AUGC. Después de un mes, este periódico todavía está esperando una respuesta oficial de la Oficina de Relaciones Informativas y Sociales (ORIS) de la Guardia Civil de Madrid sobre el dinero invertido a lo largo de estos últimos años en la reforma de estos pabellones.

Mientras llegan las necesarias reformas, los agentes deben pagar de su bolsillo el acondicionamiento de sus viviendas dentro de los cuarteles para reparar graves desperfectos y que sus familias vivan en unas condiciones de salubridad adecuadas. Ejemplo de esta situación son los pabellones de Alfafar o Llíria, donde «sufren continuas humedades dentro de sus viviendas fruto de esa falta de inversión», según apuntan las fuentes consultadas por este periódico.

Desde AUGC quieren dejar claro que lejos de constituir un privilegio para los componentes del Cuerpo, «la existencia de pabellones responde a la exigencia de movilidad geográfica del Guardia Civil a lo largo de su carrera profesional, lo que responde no solo a su capacitación y proyección, sino también a la operatividad, al disponer de importantes medios humanos con capacidad de reacción inmediata ante situaciones de urgencia o necesidad».

Así, para evitar este tipo de desigualdades dentro de la concesión de una necesidad básica como es la vivienda, «lo más justo sería que todos los pabellones fueran de la misma categoría, sin clasismos en los que, según el cargo que ocupen, sean auténticos pisos de lujo», con muebles nuevos, hasta el otro extremo, el de los cabos y guardias, pabellones que califican de «auténticos guetos, la mayoría inhabitables y por supuesto sin muebles», remarcan estas mismas fuentes. Entre las últimas inversiones en reformas de las viviendas de oficiales de la Guardia Civil también figuran la del capitán del Puerto de València, en el cuartel de Cantarranas, con un coste de 33.249 euros, y la vivienda del comandante de puesto de Torrevieja, por 14.500 euros.

El secretario general de AUGC València considera que estos despilfarros suponen un claro perjuicio para el resto que se encuentran en malas condiciones. «No se puede destinar todo el presupuesto para diseñar a gusto de unos pocos sus pabellones, cuando no se invierte en el resto de viviendas, en los que muchos tienen grandes deficiencias de salubridad», insiste Tocón.

La AUGC va más allá y habla de la imposición de normas al resto de usuarios de los pabellones por parte de algunos mandos llegando a usar el término de «cortijos». Desde AUGC exigen que se deje de destinar presupuesto en arreglar los pabellones que mejor están, en detrimento de los que se encuentran en peor estado.

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