En los recónditos y salvajes estados de Wyoming, Montana e Idaho se halla el parque nacional más famoso de los Estados Unidos: Yellowstone. Declarado de tal forma en 1872 durante el mandato del presidente estadounidense Ulysses S. Grant, cuenta con casi 9.000 kilómetros cuadrados de espacio natural protegido. Tras el largo invierno que caracteriza su clima comienzan ahora los meses cálidos. Es una época perfecta para descubrir este bello y salvaje paraje. En Yellowstone se encuentra la mayor cantidad de géiseres naturales de la Tierra, debido a que se asienta sobre la base del volcán más importante de Norteamérica. Allí también habita el mayor ecosistema natural del norte del planeta, con una infinita cantidad de especies de aves, reptiles y mamíferos. Ejemplos de ello son el bisonte, el alce o el oso Grizzly, auténticos reyes del mundo animal americano. Aparte de ello, Yellowstone también es famoso por la cantidad de saltos de agua que posee y el elevado número de montañas. Un auténtico incentivo para dejarse perder por sus rutas y descubrir un poderoso destino natural. Viajando hacia el sur encontramos también otros parques que merece la pena descubrir. Los estados de Colorado y Utah poseen algunos de ellos. En el primero encontramos el carismático gran cañón que recibe el nombre del río que lo atraviesa. Con más de 400 kilómetros de largo y 800 metros de profundidad en algunos puntos es, sin duda, uno de los lugares más espectaculares del nuevo continente. Y en Utah hay auténticos caprichos geológicos, como el parque nacional Bryce Canyon o el cañón del antílope. Ambos poseen curiosas formaciones rocosas que dan lugar a grandes espectáculos de luz cuando los rayos de sol inciden en los mismos. Todos ellos son una parte de la cantidad de tesoros naturales que alberga Norteamérica. Gracias a las amables temperaturas de primavera se convierten en un perfecto ejemplo para poder disfrutar del contacto con la naturaleza.