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Entrevista

Ángel Gómez de Ágreda: "Las redes sociales lo saben todo y nos manipulan"

Coronel del Ejército del Aire, apunta que "la guerra actual se libra a golpe de clic"

El coronel Gómez de Ágreda. levante-emv

¿Llega la actual manipulación informativa a determinar nuestra manera de pensar?

Sí y lo hace con contenidos que saben que nos gustan para que construyamos nuestra forma de entender el mundo.

¿Por qué acceder a tanta información no nos hace más libres?

Tenemos tanta información que somos incapaces de procesarla. Además, la información que nos llega es tan parcial que hace imposible atisbar la realidad. Todo se mueve alrededor de intereses comerciales que modelan nuestra forma de pensar, de comprar y hasta de votar.

¿Cómo funcionan las cámaras de eco en las que estamos instalados sin darnos cuenta?

Ahora formamos parte de pandillas virtuales que nos convencen de que estamos en posesión de la verdad y nos radicalizan.

Los 'bots' nos ofrecen cebos atractivos.

Los 'bots' repiten machaconamente lo que queremos oír porque saben todo de nosotros. La publicidad ahora es personalizada y tiene en cuenta hasta nuestro estado de ánimo.

¿Cómo se pueden desactivar las granjas de 'trolls' que montan los partidos en elecciones?

Con otras granjas de 'trolls' que reconozcan a quienes pretenden radicalizarnos y fomentar el odio. Hacen falta acciones judiciales para combatir esas granjas.

¿Cómo debe reinventarse la prensa, hoy tan desacreditada?

La prensa tiene que volver a ser la proveedora de noticias y de análisis de las noticias sin caer en los titulares escandalosos. Las redes sociales se aprovechan de los titulares de buenos periodistas sin someterse a su ética. La prensa debe asumir el papel de cuarto poder para ofrecer información de calidad.

Dice que la guerra de la información y la desinformación se libra dentro de nosotros. ¿Cómo es eso?

Lo que se busca en cualquier guerra es vencer la voluntad del otro a golpe de gatillo o, como ahora, a golpe de clic. Necesitamos Estados que nos defiendan de esos ataques y más educación.

Los bancos y los Estados están tan en crisis como la prensa.

Lo que ocurre es que han desaparecido los intermediarios que ofrecen un servicio al consumidor. Las redes sociales son automáticas y lo abaratan todo. Los bancos lo sufren también y las grandes tecnológicas tratan ahora de usurpar las labores de los Estados.

¿En qué ha cambiado la manipulación en el 70 aniversario del mundo distópico orwelliano?

Las nuevas tecnologías han convertido a las personas en entes transparentes. Como lo conocen todo de nosotros llegan con facilidad al corazón y a los sentimientos con mensajes precisos para dirigir nuestras decisiones.

Los valores vigentes desde la Ilustración se encuentran amenazados.

Las redes sociales nos convierten en piezas de un engranaje de una maquinaria superior que relega al individuo.

¿Cómo debemos prepararnos para sobrevivir ante tan vertiginosos cambios tecnológicos?

Hay que fomentar las humanidades y aumentar el nivel de educación de la gente en valores éticos y morales. El mundo tiene que seguir siendo de las personas. Las máquinas nos tienen que ayudar sin que dejemos de ser nosotros.

¿Cree que estamos jugando a ser dioses en un mundo virtual?

Sí porque creamos inteligencias artificiales a las que queremos conceder derechos y reclamar responsabilidades cuando son obra nuestra. Nos queremos lavar las manos por lo que puedan hacer.

¿Pueden llegar a aplastarnos y dejarnos sin sitio en el mundo?

Dependerá de cómo construyamos y controlemos esas inteligencias artificiales. Habrá un problema si construimos dos mundos separados y si delegamos en las máquinas la capacidad de dirección porque si nos proponemos competir con las inteligencias artificiales, perderemos la batalla.

¿Cómo podemos redefinirnos como seres humanos sin ataduras en estas circunstancias?

Para no tener ataduras hay que disponer de información plural y poder decidir con libertad. Si el ritmo de los titulares sigue manteniendo nuestras vidas y prescindimos de la reflexión, la empatía y la lógica, estaremos condenados a ser personas atadas a medias verdades.

¿Es el ser humano la medida de todas las cosas?

Deberíamos serlo para no ser tan solo engranajes que beneficien a unas élites que sacan partido de nuestras conexiones como individuos.

¿Es una utopía soñar con que los robots nos procuren un mundo más humano que el actual?

Espero que los robots ganen el pan por nosotros para que tengamos así más tiempo para relacionarnos y reflexionar. Sería como la sociedad griega de Sócrates y Platón donde el trabajo lo hacían los esclavos y las elites pensaban y se relacionaban.

Pero si somos sustituidos como trabajadores y se implanta un sistema de renta básica universal, ¿qué haremos con nuestro tiempo libre?

La misma sociedad se encargará de mantener entretenido a aquel que no sepa emplear su tiempo de ocio. Lo peor que le puede pasar a una sociedad es tener mucho tiempo libre y no saber qué hacer con él. Una masa ociosa de gente es siempre un peligro.

¿En qué consiste ese mercado de ordenadores esclavizados?

Se trata de la internet profunda donde se mercadea con todo e incluso con ordenadores que se controlan desde otros ordenadores. Uno de cada 30 ordenadores está en estas condiciones, ayudando a los malos sin que se entere su dueño.

¿Qué tiene que ver todo esto con el auge del independentismo catalán o con el 'brexit'?

Siempre ha habido defensores del independentismo catalán o del 'brexit', pero ahora hay quien se saca de la manga esas campañas con altas dosis de sentimentalismo y magnificando el mensaje para tratar de debilitar Europa.

¿Por qué somos las personas el campo de batalla del siglo XXI?

Porque las redes sociales saben todo de las personas y su propia estructura les permite manipularlas para que presionen a los que tienen que tomar las decisiones.

¿Acabaremos con carnés cívicos como los chinos?

Probablemente. Viviremos sujetos a una puntuación que determinará nuestra clase social y hasta nuestra casta.

¿Qué van a hacer con nuestros datos para tenernos perfectamente definidos?

Lo que quieran. Cuando pierdes tu privacidad también renuncias a decidir por ti mismo.

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