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Baja un 87,32 % la contaminación por metales pesados

La Epsar controla los vertidos para que las aguas residuales no afecten a los equipos ni encarezcan los tratamientos

El control de vertidos que realiza la Epsar tiene, como primera finalidad, asegurar que la calidad de las aguas residuales que llegan a las depuradoras no suponga una afección negativa para su normal funcionamiento. La disminución en la cantidad de contaminantes conlleva una reducción en los costes asociados a su tratamiento, también en la reparación de equipos, en un descenso en el número de sanciones, así como un mayor beneficio ambiental y una reducción de la huella de carbono asociada al ahorro energético.

En 2018 se detectaron un total de 3.109 incidentes por vertidos de alta carga, con 96 focos de contaminación que afectan directamente a 43 Edar. La Epsar realizó el año pasado un total de 6.724 controles en las 604 estaciones de muestreo ubicadas en la red de colectores generales, efectuando 54.834 análisis. Otro foco de especial atención por parte de la Epsar es el control de la contaminación por metales pesados, que imposibilita la reutilización del fango generado en las EDAR afectadas, «con el consiguiente sobrecoste económico por la necesidad de gestionarlo adecuadamente y el coste ambiental por la imposibilidad de valorizarlo, dando como resultado un residuo que deberá ser depositado y almacenado en una instalación adecuada».

Según los datos de la Epsar, si en 2005 se gestionaron 55.110 toneladas de fango con metales pesados, en 2018 se bajó a las 6.990, una reducción total del 87,32 % lo que supone un ahorro estimado de 4 millones. También ha supuesto una reducción significativa en el fango generado, pasando de 501.014 toneladas hasta las 373.107 en 2005.

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