No hubo fuego a bordo pero sí una fuga de aceite que generó la nube de humo en el interior de la cabina y que obligó al vuelo BA 422 aterrizar de urgencia en el aeropuerto de Manises el pasado lunes 5 de agosto con 175 pasajeros a bordo. Así lo habría confirmado el Ministerio de Fomento y Aviación Civil en un informe preliminar del que ayer daba cuenta la Cadena Ser. A falta de resultados definitivos, los expertos en aviación civil apuntan a que no llegó a haber fuego en el motor pese a la alerta que se envió desde un primer momento y que una fuga de aceite en los conductos del motor generó el denso humo blanco que inundó la cabina y que obligó a aterrizar de emergencia.

Se trataría, como adelantó Levante-EMV, de otro «fume event», un problema con humo o gases provenientes del motor y que entran con facilidad a la cabina del avión debido al diseño de captación de aire que tienen la mayoría de aviones comerciales, el conocido como «bleed air» o aire de sangrado. El aire que se respira en cabina se coge, directamente, de los motores y después se atempera y mezcla con el aire interior que ya está recirculando. Cuando en el motor hay un problema, como una fuga de aceite o una mala combustión, estos gases entran en la cabina con facilidad gracias a este sistema. Sindicatos y organizaciones de todo el mundo están llamando la atención sobre este problema y pidiendo control sobre la toxicidad del aire que se respira en estos «fume events» ya que podría catalogarse como un riesgo laboral más, el síndrome aerotóxico.

Según la información de la Cadena Ser, el motor habría sido desmontado y trasladado hasta las instalaciones del fabricante para la inspección exhaustiva.