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Prevención

El efecto Papageno: hay que hablar del suicidio

Los expertos piden a los medios que huyan del morbo y trasladen el mensaje de que hay salida

El efecto Papageno: hay que hablar del suicidio

Corría el 1774 y el alemán Goethe publicaba Las penas del joven Werther en la que el protagonista se dispara por un mal de amores. Al poco de su publicación, muchos jóvenes alemanes se suicidaron por el mismo método. La novela se prohibió en varios lugares y dio pie al conocido efecto Werther, esa corriente de imitación que se puede dar tras conocer datos de un suicidio y que ha marcado el proceder de los medios de comunicación en relación a este tipo de muertes durante décadas.

Además del miedo al efecto contagio, los medios alargaban así un silencio ya de por sí presente en la sociedad sobre un tema que era tabú. Ahora, los especialistas reclaman que se hable de ello como medida de prevención porque según aseguran, es bueno hablar del suicidio siempre que se haga de la manera correcta: es el llamado efecto Papageno.

Se conoce menos pero también está descrito en la literatura técnica. Está basado en un personaje secundario de La Flauta Mágica de Mozart, Papageno, un hombre pájaro desesperado por encontrar el amor y tener muchos hijos y que es disuado de suicidarse. Este es, ahora, el modelo que los especialistas piden que adopten los medios de comunicación porque tener modelos de superación, saber que se puede hacer frente a las adversidades y que hay puntos de apoyo en familia, amigos y el sistema sanitario también tiene un impacto, positivo, en personas con ideaciones suicidas.

«Debemos hablar y los medios de comunicación tienen que hacerlo pero desde el punto de vista del respeto, de la prevención y de la ayuda para fomentar esa disuasión, ese efecto Papageno», apunta la psicóloga Raquel Martínez, responsable de la Unidad de la Conducta Suicida en el Hospital de Torrevieja y coordinadora de la Sociedad Española de Suicidología.

El por qué de este cambio de rumbo para Martínez solo se explica en las cifras «que son alarmantes» y en la necesidad de tener una estrategia ante una situación «que es un verdadero problema de Salud Pública». En España se registran al día 10 muertes por suicidio y hasta 200 tentativas lo que se traduce en 3.679 muertes el pasado año 2017.

En la Comunitat Valenciana, la tasa de suicidios es similar. Si en 2016 murieron 336 personas por esta causa, en 2017 último año con datos oficiales fueron 397, más de una persona al día y es ya una de las tres primeras causas de defunción entre las personas de 15 a 44 años, por delante de los accidentes de tráfico.

De Goethe a Mozart

«Son muchos los factores por los que se ha venido silenciando. Ha sido siempre algo tabú, era vergonzoso y estaba totalmente estigmatizado, en primer lugar por la religión pero ahora, tenemos más conciencia de que esto ha de cambiar», apunta Martínez.

Para pasar del efecto Werther al efecto Papageno, Martínez recomienda a los profesionales de los medios de comunicación unas pautas sencillas: informar «pero huir del morbo», sobre todo de los relatos con demasiados detalles que se centran en el cómo se hizo. «Publicar el método es siempre nefasto. Hay que hablar en términos de prevención y de ayuda», trasladar el mensaje de que hay salida, en familia, amigos y en el sistema sanitario.

Cambio de paradigma

La necesidad de cambiar de paradigma, en la sociedad y en los medios de comunicación, es algo que cada día está más presente. Precisamente hoy, Día Mundial de la Salud Mental dedicado este año a la Prevención del Suicidio se va a abordar este tema en una mesa redonda que se celebra en el Creap de València, el centro de referencia estatal de Atención Psicosocial a personas con Trastorno Mental Grave.

Desde el Ministerio de Sanidad también se ha apostado por promover que se hable del suicidio. La ministra Mª Luisa Carcedo acaba de plantear la creación de un grupo de trabajo con asociaciones de periodistas para elaborar recomendaciones de cómo hay que tratar el suicidio en los medios de comunicación aunque, tal como critica la psicóloga «todavía no existe un plan de prevención estatal», a semejanza de los desarrollados de forma autonómica, como el de la C. Valenciana.

«No llegamos tarde, nunca es tarde para empezar pero hay que hacerlo», añade. Una de las primeras medidas que ya están reclamando voces como la del presidente de la Confederación Salud Mental España, Nel González Zapico es implantar un teléfono de atención al riesgo suicida, público, gratuito y fácil de recordar para atender a las personas al estilo del 016 para la violencia de género. De hecho, el tratamiento en medios de esta problemática es el espejo en el que los especialistas piden a los medios mirarse para hacer la misma transición que se hizo en su día. Porque hay que hablar del suicidio.

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