«Si yo soy deportado a mi país me están condenando a muerte». Randi Y. es un hombre venezolano de 33 años, actualmente interno en una de las celdas del CIE de Zapadores. Desde allí denunció a Levante-EMV su situación de maltrato institucional. Asegura que no ha podido recibir ningún tratamiento desde hace semanas para la enfermedad crónica que sufre, VIH. Desde la campaña CIEs NO denunciaron que no les permitieron la entrada de un médico al centro para que pudiera evaluar su estado. Esta mañana será deportado de vuelta a su país, donde no se suministra la medicación que necesita.

«Cuando llegué al CIE pedí hablar con el médico para informarle de mi situación y que se me hicieran analíticas, pero no quisieron autorizarlas. Ellos no comprobaron que yo estaba enfermo y tampoco me facilitaron la medicación. Durante mi estadía en el CIE he sufrido una diarrea severa las dos semanas pasadas, me he hecho en los pantalones en mi propia celda, en la que duermo con mis compañeros, pero cuando llamé a la policía para intervenir no quisieron abrirme», denunció Randi. Desde la Delegación del Gobierno aseguraron que el CIE de Zapadores tan solo hace labores de custodia y negaron que el interno no haya recibido el tratamiento adecuado.

Además, desde la campaña CIEs NO denunciaron que se le enviará de vuelta a su país sin su pasaporte y sus documentos identificativos, que siguen intervenidos en Madrid, desde donde fue trasladado cuando se le incoó una orden de expulsión. Además, tanto el interno como la campaña subrayan que desconocen el destino concreto del vuelo dentro de Venezuela. Randi Y. fue internado en el centro el 13 de noviembre y continúa en él a la espera de ser deportado. Denuncia que «si sigo cumpliendo con el tratamiento en el tiempo que he estado aquí es porque mi pareja me ha facilitado el fármaco durante las visitas».

El interno también denunció las secuelas de la enfermadad durante su estancia en el centro. «He bajado mucho de peso, estoy muy delgado y tengo muchos síntomas de los siguientes niveles de la enfermedad, que es el deterioro de la persona. Tengo una erupción en las piernas y una diarrea que el médico no me ha tratado. Solo me dan Fortasec». El pasado miércoles, la campaña CIEs NO intentó entrar con un médico para hacerme un análisis pero no se les permitió la entrada. «Estoy aterrado con esta situación, no se adónde me van a deportar».

Huyendo de la pobreza

Randi llegó a España por la misma razón que muchos otros migrantes, porque no tenía otra opción. «Intenté seguir con la medicación en mi país, pero ahí no me podían dispensar el fármaco. Así que vine a España y me puse a trabajar y a investigar cómo podía seguir tratándome mi enfermedad». Aseguró que en España se puso en contacto con varias entidades que le ayudaron a retomar el tratamiento y con las analíticas que necesitaba. «Empecé a tomar la nueva medicación que me sirvió de mucho, estaba bastante bien hasta ahora».

Llegó hace cuatro años a España huyendo de la pobreza y la falta de oportunidades en su país. «Vine a buscar una mejor vida aquí, porque en mi país hay escasez de comida y sobre todo de medicamentos». Hoy a las 9:25, no sabe lo que será de él. «Esta es la firma de mi sentencia de muerte, me envían a un país hecho polvo, temo por mi vida».