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Análisis

El PP saca a Oltra de la diana y se centra en Puig

Los populares de Bonig creen que la vicepresidenta está amortizada y sitúan al presidente de la Generalitat como principal adversario político

El presidente Puig y la popular Isabel Bonig, en el último pleno de la pasada legislatura. fernando bustamante

Los populares valencianos han arrancado 2020 con una declaración de intenciones sobre cuáles serán los ejes principales de su discurso este año: la libertad educativa, la mejora en la prestación sanitaria y la bajada de impuestos. Sobre estos pilares debe pivotar la oposición de un partido que sigue aspirando a recuperar el poder y que, tras cuatro años en la oposición, ha decidido afinar el tiro.

Todo el Consell tripartito, apuntan fuentes populares, está bajo observación. Sin embargo, creen que la mejor estrategia es la de centrar los esfuerzos en quien está al mando, es decir, en el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, lo que implica dejar en un segundo plano a la vicepresidenta, Mónica Oltra. De hecho, el jefe del Consell es ya desde hace meses el principal objetivo del PPCV, de ahí que la mayoría de las iniciativas críticas tiene nombre y apellido. Desde cuestiones de calado sobre la política territorial hasta cuestiones más domésticas como las ayudas públicas destinadas a empresas del hermano del presidente. Puig está en la diana de los populares de Isabel Bonig y, además, ahora está solo. No siempre ha sido así.

Durante el primer Botànic los populares fueron cambiando su estrategia respecto a cómo hacer frente a Compromís. Al principio, la tesis que triunfó era ignorar a un partido y a una dirigente con perspectivas de crecimiento. Se pensaba entonces que ignorar a Compromís era la mejor fórmula para evitar que siguiera creciendo.

Sin embargo, las elecciones generales de 2015 fueron un punto de inflexión. Internamente, pero incluso ante la prensa, la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, proclamó que su adversario político sería Compromís y, en concreto, su lideresa Mónica Oltra. En esos comicios, la lista conjunta Compromís-Podemos obtuvo un 25 % de los votos, seis puntos por debajo del PP y otros seis por arriba del PSPV. Datos que para el PP evidenciaban que el PSPV de Puig estaba«amortizado». La idea era que poner el foco en Compromís-Podemos abría un campo importante al PP para recuperar votos, ya que en frente no tenía una izquierda moderada sino «radical, nacionalista, separatista».

De forma más o menos intensa, el PP puso la lupa en Compromís (Vicent Marzà junto con Oltra es el otro conseller más atacado), una estrategia de acoso y derribo que se orientó también en los tribunales. El escenario político, sin embargo, es ahora distinto y los populares se han adaptado para ser más eficaces. El adversario vuelve a ser de forma casi exclusiva Puig y el PSPV, el rival natural de los populares. Los resultados de las autonómicas del 28A refuerzan la decisión de los populares de centrarse en Puig. Los socialistas se vieron reforzados en las urnas, mientras que Compromís perdió apoyos.

El futuro de Oltra

Paralelamente, en el ámbito de la coalición, sobre todo dentro de la pata del Bloc, se ha abierto un debate sordo sobre el futuro y posible relevo de Mónica Oltra como referente de Compromís. Los populares creen que la vicepresidenta no será de nuevo candidata a la presidencia de la Generalitat, por lo que, argumentan, no merece la pena perder muchos esfuerzos en deteriorar su liderazgo político.

Ello explicaría por qué los populares han evitado ser muy corrosivos con la vicepresidenta a cuenta de la condena por abusos sexuales al cuidador de un centro de menores, expareja de Oltra. Bonig pidió directamente la comparencia de Puig al considerar que, en caso, de mala gestión por parte de la conselleria, el responsable último era él, en calidad de jefe del Consell.

Los populares, además, son conscientes de que ocupar despacho en el Palau de la Generalitat facilita la promoción de su inquilino y cuantos más años se ostente más popularidad. Puig ya ha dejado entrever que aspirará a un tercer mandato, por lo que los populares quieren erosionar su figura política durante el Botànic II.

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