Por un lado, las brigadas de operarios que trabajan en el tramo tienen 56 horas para desmontar la vía actual en el punto en el que se cruza con las dos nuevas. Por otro, dos equipos montan la nueva vía y catenaria en cuatro tramos sucesivos, lo que ha requerido de maquinaria especializada para las operaciones técnicas de geometría. Un tren auscultador irá comprobando después que todo esté correcto.

Aun cuando el tramo quedé abierto al tráfico este lunes, los trenes que pasen por este tramo durante los próximos siete días deberán reducir la velocidad a 80 kilómetros por horas, por razones de seguridad. No podrán alcanzar los 200 kilómetros por hora previstos hasta el próximo fin de semana.