Diecisiete puntos del litoral valenciano, desde el puerto de Castelló hasta Dénia, esperan obras que el Ministerio para la Transición Ecológica considera como de «prioridad alta». Así se refleja en la estrategia de actuación para la costa valenciana, donde tanto Fomento como el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas proponen alternativas para la mejora de las playas con problemas de erosión que pueda agravar el cambio climático.

Unas intervenciones inaplazables comprobada la virulencia de Gloria. Los técnicos plantean la construcción y alargamiento de espigones, nuevos espolones, prolongación de diques exentos, vertidos de arena e incluso la retirada de tramos de zonas urbanizadas para uniformizar la anchura de las playas.

El informe, realizado a petición de la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y el Mar en 2015, no solo estudia todo el frente costero situado al norte y sur del puerto de València, sino que una vez detectadas las zonas con problemas plantea las distintas opciones priorizando por fases.

La magnitud de las últimas borrascas, que apenas permiten la regeneración, llevó a la ministra Teresa Ribera a anunciar en noviembre una implementación de las obras previstas para abordar de forma urgente las consecuencias del calentamiento del mar sobre un litoral especialmente vulnerable como es el mediterráneo.

Para la playa de Pinedo se propone el alargamiento del espigón norte 45 metros aproximadamente, finalizándolo en forma de L, pero también ampliándolo por el sur otros 45 metros esta vez cerrándolo como una T. En el Perelló, Pouet y Palmeretes la idea es prolongar los diques de encauzamiento de la gola de Rey unos 60 metros. L'Arbre del Gos, el Saler, Garrofera y Devesa por su parte requieren vertidos de arena y recuperación de dunas.

Algunos de estos proyectos están en la recta final de redacción o adjudicación. Es el caso del que atañe a la Devesa, encargado por Costas en noviembre a la unión de las dos empresas ganadoras del concurso para la regeneración de una franja de costa de cinco kilómetros que va desde la gola del Pujol hasta la de El Perellonet, en plena Albufera.

El documento ministerial apunta al puerto de València como principal elemento condicionador en la costa al quedar dividida «sin prácticamente conexión entre el norte y el sur». «El tramo norte se encuentra sedimentariamente descompensado por tres causas, el efecto sombra que provocan las obras exteriores del puerto, la falta de aportes sedimentarios del Turia y el continuo transporte de sedimentos hacia el sur», señala.

Mientras, desde el cabo de Cullera hasta la playa de les Devesses, se apunta a que los espigones de encauzamiento del Júcar se adentran tanto en el mar que son «una barrera prácticamente total al paso de sedimentos». «La falta de aportes del rio y la no ordenación de la costa hasta la gola del Estany hace que este tramo se encuentre en un estado lamentable que coincide con uno de los tres puntos sensibles a la erosión», inciden.

Playas capaces de defenderse

En la mayoría de planes el ministerio reclama la recuperación de una línea de costa similar a la existente en la década de los años sesenta, previa a la actual sobreocupación. Igual requisito establece con los cordones dunares y volver así a playas más naturalizadas, capaces de afrontar por sí mismas los efectos de una marea ciclónica como ha sido Gloria. Es el caso de El Marenyet y el Estany, proyecto este último cuya redacción se adjudicó en noviembre. Allí se contempla la construcción de un espigón con forma de L a 1.080 metros de la desembocadura, otro al norte de la Gola del Estany, el aumento de un tercero y el vertido de 675.000 metros cúbicos de arena en diferentes puntos. Para la playa de El Brosquil, mientras, prevé la prolongación del espigón norte finalizándolo en L y uno nuevo a 790 m.

En cuanto a Les Devesses, los últimos trabajos de reposición de arena se los llevó por delante el temporal de diciembre con las máquinas aún en la orilla. Para las playas de Dénia hay previstas inversiones por valor de 27 millones de euros con aportes en los tramos más castigados y la construcción de hasta cinco espigones, repartidos entre la Punta de Los Molinos, Palmeras, Bovetes, Les Marines, Playa Nova, La Marineta Casiana y El Marge Roig. Planteamientos no exentos de críticas. De hecho, Ecologistas en Acción del País Valencià presentó este verano alegaciones a los proyectos de El Saler y Dénia-desembocadura del Girona, por su gran impacto social y ambiental. «Son caros, no regeneran y no tienen garantía de durabilidad», concluían.