Como no podía ser de otra manera, la inminente convocatoria de la mesa de diálogo entre el Gobierno Central y la Generalitat catalana fue ayer materia medular a examen en el comité federal del PSOE. Con matices, los barones autonómicos respaldaron la estrategia diseñada por el secretario general del partido, Pedro Sánchez, que trató de calmar los ánimos de las comunidades garantizando una salida al conflicto de Cataluña que no irá «en perjuicio» de las «necesidades apremiantes» del resto de autonomías.

En su intervención, el presidente valenciano y secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig, defendió una visión más amplia de la cohesión territorial que extienda el diálogo a todas las autonomías. El objetivo: explorar fórmulas que garanticen «la singularidad de los territorios y la igualdad entre los ciudadanos» prevista en la Constitución, con la consecución de un espacio federal y de cooperación.

Puig puso sobre la mesa el «problema valenciano» e hizo hincapié en la infrafinanciación, en la deuda histórica y en la falta de inversiones que sufre la Comunitat Valenciana. Junto al presidente de Asturias, fue el único dirigente autonómico que cargó contra la política fiscal «desleal» practicada por Madrid, que dificulta la posibilidad de competir en igualdad de condiciones.

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, expresó la postura más crítica con el diálogo con Cataluña, al advertir de que el proceso abierto por Sánchez no puede terminar con privilegios territoriales que supongan un retroceso para otras comunidades. Al respecto, Puig coincidió en que no deben agravarse las asimetrías existentes entre autonomías, pero -en contraposición a Page- puso el foco en que el problema no es tanto lo que pueda pasar si se produce un acuerdo con Cataluña, sino las desigualdades que ya se están produciendo actualmente en España.

Respaldo a Ábalos

En clave interna, Puig mostró el respaldo de los socialistas valencianos al ministro de Transportes, José Luis Ábalos, en el punto de mira de una oposición a su juicio «desnortada» con Venezuela en el centro de la hoja de ruta.

El jefe del Consell apeló a la necesidad de articular una gran reforma agraria europea pendiente para garantizar unas condiciones dignas y repensar el papel del sector primario, en pie de guerra por los problemas «crónicos» que padece el campo. Puig, eso sí, pidió evitar la «demagogia» y «no enfrentar entre sí a productores y distribuidores». En un contexto de desaceleración en el que la izquierda está en proceso de repensarse, el dirigente socialista incidió en que el empleo ha de continuar siendo el objetivo fundamental de la socialdemocracia. Puig llamó a la confluencia de de los diferentes gobiernos para promover políticas económicas anticíclicas, así como a hacer compatible la lucha contra la emergencia climática con el crecimiento. Por último, el presidente valenciano puso en valor la estabilidad como elemento clave a explotar ahora que el PSOE ha conseguido formar Gobierno. Es momento -concluyó- de exigirse lo máximo y de cerrar filas en torno a la unidad del partido, «cada uno desde la trinchera que le corresponde pero trabajando juntos».