El cambio climático no cesa en el empeño de evidenciar su existencia. Algo está pasando con el planeta. Todo el mundo está de acuerdo con que los gases de efecto invernadero están aumentando de manera considerable. Nuestro planeta es cálido y muy estable, todo ello es gracias a la cantidad de vapor de agua que hay en él. También junto con el dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero que regulan la Tierra para que sea perfecta para la vida. Nuestro país se calienta a un ritmo de medio grado cada diez años, ¡qué locura!

Dentro de la Unión Europea somos el país más vulnerable al calentamiento global. Ejemplos obvios son los casos de dengue autóctono en España, la cantidad de incendios que se producen cada año y, cómo no, las cuantiosas olas de calor que se registran cada verano.

Según la Aemet, los años 2015 y 2017 fueron los más calurosos en la historia de nuestro país. Algunos expertos aseguran que se está produciendo la «africanización» del sur del país. Esto quiere decir que se está generando un cambio en el Mediterráneo hacia un clima caluroso más bien propio de África. También va a ocurrir en el norte del país, las playas del Cantábrico se van a convertir en el destino turístico elegido en verano. El calor va a llegar a ser tan sofocante en el Mediterráneo que para hacerse una idea, se dice que será como estar en Túnez en pleno verano. No solo hablamos de las temperaturas, se ha analizado también el comportamiento de las plantas.

Teniendo en cuenta estos factores y las precipitaciones, la «mediterraneización» del norte parece que se está cumpliendo. Los ambientes cálidos se están extendiendo hacia las zonas más septentrionales de nuestro país y eso va a provocar la migración de un extremo a otro tanto de las plantas y animales como de los turistas.