«Ahora no podemos fallar». Fulgencio Martínez es puntual como un reloj. De él depende que la prensa llegue de buena mañana a los quioscos. Es un trabajador esencial. Las noticias de papel, las que quedan en las hemerotecas para siempre, viajan en su furgoneta. Martínez lleva 29 años trabajando de repartidor de periódicos. Y ahora, en plena crisis del coronavirus, es más consciente que nunca que ese esfuerzo de madrugar a diario y meterse entre pecho y espalda la tira de kilómetros merece la pena.

«La situación es complicada. Estamos luchando para que todos los días llegue el periódico. Es más que un trabajo. Es un compromiso», explicó ayer este repartidor en su parada en Xàbia.

Aseguró que en estos días de epidemia de coronavirus, estado de alarma y crisis social y económica galopante «la gente espera el diario de papel con los brazos abiertos». Su oficio es esencial siempre. Pero ahora cobra una dimensión todavía más importante.

Su rutina, eso sí, no ha cambiado. Se levanta a las tres de la mañana. Recoge los periódicos en Alicante y conduce su furgoneta hasta la Marina Alta. «Salgo a las 6 de la mañana. Hay más de cien kilómetros y la prensa tiene que estar a primera hora».

Reparte en Xàbia, Teulada, Moraira, Benissa, el Poble Nou de Benitatxell e incluso en pedanías como la de Benimarco. Los dos únicos días que no viaja de Alicante a la Marina Alta son los de Navidad y Año Nuevo. «Los periódicos son siempre un medio de comunicación fundamental, pero ahora lo son mucho más. Hay quien madruga mucho para comprar su periódico y leer las noticias en papel. Además, la gente mayor que no tiene ordenadores y no controla las nuevas tecnologías tiene derecho a estar informada y lo ejerce leyendo su diario», zanjó. Sus 29 años de oficio, de hacer posible que las noticias lleguen a los lectores, lo avalan.