La pandemia de coronavirus y los fallecimientos y hospitalizaciones que provoca, han generado daños colaterales: aquellos animales de compañía que, de repente, se encuentran con que las personas que los cuidaban ya no están, temporal o permanentemente. Y a causa de esto, en el refugio han registrado la entrada de más cantidad de animales pertenecientes a este segmento. Y que propician necesidades urgentes porque, tal como decía su presidenta, Amparo Requena, «los animales que proceden de hogares consolidados sufren más cuando vienen aquí porque están acostumbrados a otro tipo de confort».

Es verdad que la entrada de perros y gatos por fallecimiento de personas mayores es una constante a lo largo del año. Pero el aumento de la mortalidad estas semanas -afortunadamente, a un crecimiento moderado respecto a otros lugares de España- ha hecho crecer este tipo de situaciones. De hecho, Levante-EMV ha podido confirmar la entrada de una decena de estos animales a la protectora de València en los últimos días.

Modepran apela a que el perro o gato sea «heredado» porque «entendemos que es una obligación moral. Habría que considerarlos como aquellos compañeros que estuvieron con nuestro ser querido, con el que intercambio afectos. Es verdad que a veces no se puede, pero hay veces que no se quiere. Es una cuestión de sensibilidad». Estos animales están acostumbrados a unas condiciones de vida que «al llegar aquí, aunque tratamos de dar el mejor trato posible, todos sabemos las condiciones en las que trabajamos. Pasan tiempo en jaulas, no entienden qué ha pasado, se preguntan donde están sus seres queridos... todos sus referentes han desaparecido de repente». Conseguir una acogida o una adopción permanente es necesaria para que no se derrumben. Y no todos lo tendrán fácil «porque los hay que, como los dueños, también con mayores. Y a la gente le gusta adoptar animales jóvenes».

Algunos han entrado rápidamente en acogida provisional a falta de adopción permanente. Un proceso que ha generado debate en los últimos tiempos con la aparición de la pandemia por las adopciones que buscan una excusa para salir al exterior. En València no observan un reputen especial de esta reprochable táctica. «Tenemos que seguir favoreciendo las adopciones porque si no, esto acabaría por ser insoportable». Ahora se hace el cuestionario telemático «y estamos procurando ser mucho más exigentes». Sobre la picaresca, Amparo Requena asegura que «ante la duda, no la concedemos». Un buen indicador son «aquellos que, teniendo ya uno o varios animales, quieren más». Y recordó que «abandonar a un animal de compañía es delito.

Ingresos en descenso

La protectora afronta el estado de alarma con su particular crisis: «han descendido las aportaciones por culpa del confinamiento. Y tampoco disponemos de oportunidades, como ferias y actos públicos para favorecer la adopción. Si a eso le añadimos la tradicional saturación, es un momento malo, pudiendo ser bueno para dar oportunidades».

«No transmiten la enfermedad»

Otro aspecto que piden en la protectora es «que no se siembre la duda de si los animales domésticos transmiten la enfermedad. No hay ningún estudio que haya dictaminado esto y lo último que merecen los animales de compañía es que se cierna una afirmación de la que no consta ningún dato científico fehaciente».