La negociación de un nuevo fondo de reconstrucción europeo frente a la crisis entra esta semana en una fase clave. Este jueves se reúnen de nuevo por videoconferencia los jefes de Estado y de Gobierno de la UE para diseñar un nuevo instrumento que, superada la emergencia, ayude a reactivar la economía europea, una cita a la que Pedro Sánchez acudirá con su propia propuesta: un fondo de recuperación e inversiones capaz de movilizar entre 1 y 1,5 billones de euros que se financie con deuda perpetua de la UE, que empiece a funcionar el 1 de enero del 2021 y que esté disponible durante un periodo de dos o tres años.

El plan, que no menciona el uso de coronabonos, tóxicos para algunos países del norte de Europa como Holanda o Austria, señala que los instrumentos basados en el crédito son necesarios para afrontar las necesidades de liquidez a corto plazo, pero insiste en que la respuesta a la covid-19 no debe limitarse a medidas que aumenten la deuda nacional. Así, apuestan por un nuevo «Fondo de recuperación económica» basado en transferencias o ayudas a los estados miembros para no aumentar los niveles de endeudamiento públicos.

Para que este fondo tenga un impacto macroeconómico suficientemente «robusto», España entiende que necesitará una capacidad de fuego mínima en torno al 1 % del PIB de la UE, lo que significa una horquilla de entre 1 y 1,5 billones de euros. Para ello, plantea el fondo a través «de deuda perpetua de la UE, respaldada por los mecanismos actuales para financiar el presupuesto comunitario».