«Hay un grupo de jóvenes viviendo en pésimas condiciones y sin ninguna ayuda en una fábrica abandonada». Ese fue el mensaje que alguien anónimo dejó en València Acoge el pasado jueves 30 de abril. La persona que alertó de la situación en la que vivían los jóvenes indicó la ubicación de la fábrica (entre una pedanía de València y un municipio del área metropolitana, aunque este diario omite el nombre de las localidades siguiendo la recomendación de las entidades sociales) y pidió ayuda en nombre de los migrantes que allí viven.

Desde Valencia Acoge le pidieron a Mohamed (voluntario de la entidad e integrante de la La Federación Unión Africana) que se acercara hasta allí a comprobar qué pasaba mientras la técnico se ponía en contacto con los ayuntamientos afectados a ver qué sabían de ese asentamiento y de quienes allí viven. «Cuando entré me quedé helado. Jamás podía imaginar a un ser humano viviendo en esas condiciones, y eso que en la federación somos 42 asociaciones y tenemos gente en situación muy difícil. Pero esto, como viven estos jóvenes, no se puede consentir, es indignante, es insalubre y es inhumano. Lo que vi me pareció terrible, así que hice un vídeo y lo subí a las redes sociales, en busca de ayuda porque la Administración siempre tarda y esta gente necesitaba ayuda inmediata», explica Mohamed.

Desde València Acoge no dudaron en emplear parte de los fondos de su «caja de resistencia» para hacer una compra y llevársela a los jóvenes inmediatamente. La Mezquita de València y la Federación de la Unión Africana también contribuyeron con otra compra el fin de semana, mientras se comunicaba a los servicios sociales de los dos ayuntamientos implicados la situación de emergencia de los jóvenes, abandonados a su suerte desde que llegaron a València y encerrados en una fábrica en ruinas, sin luz ni agua, desde que se decretara el Estado de Alarma.

«El problema era que la fábrica parecía en tierra de nadie. No pertenecía ni a un término ni al otro. Finalmente, al ser una pedanía, el Ayuntamiento de València se hizo cargo y le trasladó la emergencia a Cruz Roja», explican desde València Acoge, tras recalcar que esta crisis sanitaria por la covid-19 «ha dejado sin recursos a muchas personas que, como estos chicos, vivían de la chatarra, del campo o de la mendicidad y se quedaron sin ingresos. Han estado sin nada más de cinco semanas». Mohamed, además, apunta: «Uno de ellos se lesionó la espalda mientras trabajaba en el campo y, en fin, ese chico no puede estar así y no tiene ni medicamentos».

Equipo de intervención

Cruz Roja confirmó ayer a este diario que «hoy mismo (por ayer) ha ido un equipo de intervención para ver las necesidades y características de estos chicos. Son 18, todos de origen argelino y todos hombres. Cruz Roja ya los ha incorporado a la red de reparto diario de alimentos y kit de higiene en infravivienda. Nosotros acudimos a los casos que nos deriva Servicios Sociales. No podemos ni debemos ir por libre. Debemos y estamos coordinados por la Administración para dar la mejor y mayor cobertura posible en una intervención sociosanitaria que ahora es imprescindible».

Desde Valencia Acoge recalcan que los migrantes en situación administrativa irregular ni tan siquiera piden ayuda. «No tiene acceso a nada, ni al sistema de salud público. El estado de alarma ha sacado a la luz la dramática situación de muchas personas que malvivían de la basura y de la chatarra y ahora, ni eso pueden hacer», concluyen.