Las expectativas eran tan buenas que rescató a sus trabajadores del ERTE (a ocho de doce), llamó a los proveedores, compró lo necesario para cumplir con las medidas de seguridad, desinfectó las instalaciones y activó el servicio de reservas. En apenas unos días completó casi las dos primeras semanas de reservas para el local que tiene en el paseo de la Malva-rosa (Portolito), ya que para otro local que regenta en el centro «no salía rentable la reapertura». Al final, ni el uno ni el otro y, de nuevo, neveras llenas de género y preocupación en el rostro.

«Teníamos reservas para todos los días de la semana, he sacado a mis empleados del ERTE y llamaré mañana a mi gestor a ver qué hago. Me da mucha rabia porque cuando lo tenemos todo preparado... Lo más lamentable es el poco tiempo de reacción que nos dejan para todo. De hoy para mañana abres y de hoy para mañana ya no puedes abrir. Nosotros necesitamos tiempo para organizarlo todo», explica el dueño de Portolito, Manu Ragull, mientras mete en el interior del local las sillas previstas para la terraza.

De hecho, él y su equipo proseguían ayer con las tareas de desinfección y preparación del local, a pesar de que no habrá apertura mañana lunes. «El equipo me propuso venir hoy (por ayer) para acabar lo que teníamos previsto y lo hemos hecho así porque al final lo que queremos todos es trabajar y aunque luego tengamos que hacer la misma tarea de nuevo, pues estamos activos y nos preparamos mejor para lo que pueda pasar», explica.

Justo enfrente del Portolito, había movimiento en otro local. Es el Gab Beach, que regenta Davide Marelli. También en este restaurante tenían reservas para dos semanas. «Decidimos abrir con dos cocineros y a ver cómo íbamos funcionando, pero mira, al final, nada», explica el dueño con pesar. «Compramos el género, desinfectamos con ozono, y no, no esperábamos la noticia. Ayer [por el viernes]nos vinimos abajo, pero esperamos poder abrir cuanto antes porque hay mucho en juego», explica Marelli, quien afirma que también ha tenido que anular las cinco reservas de hotel que tenía: una para el lunes, dos para el jueves y otras dos para el sábado.

«Sabemos que turismo no habrá y nos quedamos con la mitad de la clientela, pero necesitamos abrir cuanto antes», repite. Estos dos (junto a un hostal) eran ayer los únicos locales del paseo de la Malva-rosa que presentaban actividad en un itinerario repleto de persianas bajadas.

Costes irrecuperables

Y es que la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia (FEHV) criticó ayer que desde la Generalitat Valenciana «se trasladara el clima de confianza que hacía prever que toda la Comunitat Valenciana pasaría a la fase 1. Hay que asumir lo que conlleva la reapertura para un negocio de hostelería (personal rescatado del ERTE, compras de materias primas, acondicionamiento del local, inversiones en la desinfección y limpieza) costes que ya son en este momento difícilmente asumibles por el empresario, y que ahora serán irrecuperables».

A juicio de la FEHV, en estos momentos, los propietarios de establecimientos de hostelería, un tejido empresarial compuesto en su mayoría por autónomos, micropymes «se encuentran totalmente desprotegidos». «La expectativa generada por la reapertura de muchos locales afecta directamente también a todo el canal de distribución del canal Horeca, ya que las empresas proveedoras, también se están reactivando y de nuevo, van a sufrir otra parálisis al no poder retomar su actividad», afirmaron.

Y es que el sector hostelero «se encuentra sometido a continuos cambios de criterio en la normativa que afecta a sus empresas, y existe en estos momentos mucha confusión, desasosiego e incertidumbre, tanto en el colectivo empresarial como en los trabajadores del sector».

Empresas cerradas

La Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV), por su parte, pedirá que Sanidad reconsidere la decisión de mantener en la fase cero los departamentos de salud de la Comunitat que han quedado atrás.

Y es que las empresas también habían preparado su vuelta a la actividad. «Las empresas necesitan seguridad para planificar adecuadamente las decisiones, no pueden esperar al mismo día de la publicación de las normas o a que se les comunique con apenas horas de antelación», afirman. Por ello, piden que el Ejecutivo traslade a partir de ahora con la suficiente antelación qué departamentos podrán avanzar a la siguiente fase.

«Una decisión como ésta aumenta el daño económico provocado por la crisis, disuade a muchas empresas a la hora de asumir riesgos para volver a la actividad y aleja la posibilidad de mantener el empleo ante las constantes improvisaciones y falta de certidumbre», señaló ayer el presidente de la CEV, Salvador Navarro.

El descontento también estaba ayer presente en los valencianos cuyas localidades no han pasado de fase y se quedan sin planes sencillos como el de David Muñoz y su mujer Eva, que solo «queríamos ir a visitar a la abuela en Catarroja, y comer con ella, pero tendremos que esperar»; o los de Carlos Tomás y su hijo de 12 años que también tenían planes familiares de poco trasiego.

Sin embargo, la apertura del pequeño comercio y de las terrazas de bares y restaurantes con un aforo máximo del 50% sí será mañana una realidad en más de 270 municipios valencianos al encontrarse en el área de influencia de los departamentos de salud de Vinaròs, Requena, Xàtiva, Ontinyent, Gandia, Alcoi, Dénia, Marina Baixa, Elda, Orihuela y Torrevieja. Así, por ejemplo, en Albaida, y el ayuntamiento permitirá ampliar el espacio para las terrazas.