La dirección de Ford ha accedido a dos de las peticiones de los representantes de los trabajadores en la negociación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que la multinacional anunció el pasado marzo para 410 de sus empleados. La primera de ellas es que las salidas no afecten a departamentos determinados, sino al conjunto de la factoría, y que se formalicen a través de bajas voluntarias, según explicó ayer a este diario el presidente del comité de empresa, Carlos Faubel, tras la reunión con la compañía. La concreción de esta medida, no obstante, está sujeta a algunos condicionantes, entre ellos que a través de esa fórmula se consiga llegar a la cifra que exige la multinacional, pero también que el personal que se ofrezca sea del mismo perfil técnico o tabla que el excedente. Faubel recordó al respecto que hace diez años el comité ya logró que los despidos previstos en un ERE a 600 trabajadores se realizaran mediante bajas voluntarias.

No obstante, el dirigente sindical admitió que «las circunstancias han cambiado», tanto por la magnitud de la crisis actual, mayor que la Gran Recesión, como por el hecho de que la edad media de la plantilla es menor, lo que dificulta alcanzar la cifra de 340 precisa sin que el coste no sea excesivo. A este respecto, UGT, que lidera el comité, reclama para los afectados una indemnización por encima de lo que marca la ley y planes de acompañamiento social hasta la jubilación. Otro escollo es el tiempo. Ford quiere concretar una parte de los despidos en julio y el resto en septiembre, pero lograr la voluntariedad no facilita precisamente que se agilicen los trámites.

Propuesta

La otra propuesta aceptada por la multinacional deriva de que la futura planta de baterías que va a poner en marcha la empresa el próximo septiembre se nutrirá de la actual plantilla de Almussafes. Esto implica, según Faubel, que el ERE no tendrá la magnitud prevista hasta ahora y que unos 70 de los afectados podrán seguir en la firma.

La negociación del expediente, que se retomará mañana, se produce al tiempo que la firma automovilística tiene en marcha un ERE temporal a entre 1.100 y 2.700 trabajadores, que es una continuación reducida del que presentó para toda la plantilla en marzo tras la declaración del estado de alarma por el coronavirus.

Tras la reunión de ayer, CC OO emplazó a ver la propuesta final para decidir si puede estar en ella o no. «Tenemos ánimo de negociar y acordar pero va a depender de cómo quede la negociación. Este ERE de extinción debe de pasar por bajas incentivadas, prejubilaciones y recontrataciones para intentar que no se vaya nadie y, si no es posible, el menor número y en las mejores condiciones», según un comunicado del que informó Europa Press.