La compra de menús para llevar desde el coche ha pasado de ser una práctica habitual pero poco masificada a un asunto que ya obliga a la Policía Local a intervenir en la regulación del tráfico. Y es que los nuevos hábitos de consumo impuestos por la imposibilidad de acudir directamente a los locales lleva a los consumidores a adaptarse. Primero y durante las semanas más duras del confinamiento, a pedir comida a domicilio. Pero ahora, con las restricciones más relejadas, a acudir a los servicios de entrega en automóvil. En Xàtiva, a partir de las nueve de la noche, las colas son enormes para consumir en una conocida franquicia de comida rápida y se llegan a juntar hasta una cincuentena de vehículos.