La ajustada victoria de Pilar Lima en las primarias de Podem ha generado cierto desconcierto. No ha obtenido un liderazgo apabullante (solo 38 votos de diferencia respecto a la segunda lista encabezada por la síndica Naiara Davó), pero ha sido la elegida por las bases para dirigir el partido y desactivar la gestora que lo controla desde hace casi un año. Así, Lima es la tercera pata de un partido que ya representa Davó en las Corts y con Rubén Martínez Dalmau como vicepresidente segundo en el Consell. Las tres cabezas de Podem están obligadas a entenderse y la palabra más repetida desde el viernes es la misma: «Consenso».

Dalmau sostiene, como Lima, que los tres representantes con los que hoy cuenta su partido hacen más fuerte a Podem. El partido y las dos instituciones «van a ir de la mano» para gobernar, ahora que son «mucho más fuertes» tras las primarias donde Lima y Davó se han enfrentado. Ahora tendrán que ir a una con el vicepresidente, que se decantó por la síndica por su «liderazgo natural».

«Hice una llamada al consenso con una carta dirigida a las bases y no fue posible. A partir de ahí, tomé partido», explica el vicepresidente. Su defensa a Davó levantó ampollas en la lista de Lima, integrada por parte del aparato de Podemos en Madrid. También lo hizo en la lista de Fernando Navarro, de la corriente más cercana a Íñigo Errejón, que encabezaba la tercera lista con la que obtuvo cerca de 500 votos.

Pese al apoyo de Dalmau a la síndica, el vicepresidente asume que Lima tiene ahora la batuta en el partido y que han sido las bases quienes han pedido consenso con unos resultados casi iguales. «No sé si es un empate técnico pero la diferencia es mínima, menos del 1 % de los votos, hay un equilibrio», explica.

Puede que fuera ese resultado tan ajustado el que le hizo felicitar a la vez en el mismo mensaje a Lima y a Davó, un gesto que no gustó en la candidatura de la ya coordinadora, sumado a su ausencia el sábado en la rueda de prensa de presentación de Lima. Ningún miembro de las otras dos candidaturas se dejaron ver en La Morada.

Un cargo que no corre peligro

El nuevo mando de Lima sitúa a Dalmau en una posición difícil. Pese a que el secretario general, Pablo Iglesias, no ha hecho pública su afinidad a una u otra candidatura, es Lima quien a priori tiene su beneplácito y el de sus estrechos colaboradores: Irene Montero, Rafa Mayoral y Pablo Echenique avalaban candidatura .

Ahora bien: Dalmau da por hecho que su cargo está consolidado y no hay peligro de ser destituido pese a que es el partido quien podría tener la última palabra. Tampoco se ha planteado una dimisión, como se ha barajado en algunos círculos. «Si hubiera un vencedor claro podríamos hablar de gestos, pero son hipótesis, porque no lo hay, solo hay equilibrio», zanja el vicepresidente.

Así que, por ahora, ratificó las palabras de Lima y confirmó que habrá «coralidad» en la interlocución con otros partidos, una tarea «fundamental» que hasta ahora ha llevado a cabo Dalmau.