El tejido empresarial turístico en general, más allá de las empresas de hostelería, ve con resignación las políticas restrictivas. «Las nuevas restricciones son malas para todos. Empezando por el ocio nocturno, que es el más golpeado, y terminando por los hoteles. Se está generando una opinión que, a nuestro juicio, es falsa. El turismo no es el causante principal de los contagios. El virus avanza por todos lados y no podemos ser los paganos de este problema global», lamenta Luis Martí, presidente de la Confederación de Empresarios Turísticos de la C. Valenciana.
«Hay que poner unas normas claras, estables, razonables y proporcionadas, y hacerlas cumplir. Estas nuevas restricciones generan una imagen como destino muy perjudicial. Las restricciones nuevas se viven en el extranjero como que la situación en España está descontrolada. Una vez más nos ponen ante la falsa tesitura de escoger entre salud y economía. Hasta la OMS alerta de esta falsa verdad. No hay que elegir: hay que convivir con esto, porque va para largo», añade Martí.
En cuanto al veto al ocio nocturno decretado durante tres semanas, para la confederación se trata de una medida cuyo efecto va más allá de las propias empresas de
discotecas.
En este sentido, Manuel Espinar, de la federación de hostelería, alude también a un subsector «muy tocado» como es el de las salas de eventos y empresas de catering: «Hay una incertidumbre brutal en la demanda. Aunque las medidas están acotadas a 21 días, se están cancelando bodas. La gente prefiere esperar».
