El portavoz de Sanidad del grupo parlamentario del Partido Popular, José Juan Zaplana, tachó de «sorprendente» el «doble discurso en la izquierda» tras conocer la adjudicación de 6 millones de euros a clínicas privadas para pagar por los pacientes derivados en pandemia. «Son indignantes las reflexiones del Botànic en las Corts cuando vemos a PSPV pero sobre todo a Compromís y Podemos atacar la sanidad privada» mientras se paga «a determinadas empresas para derivar a pacientes desde la pública, mientras a otras empresas se les demoniza por prestar otros servicios sanitarios». Zaplana recordó que fue la exconsellera Carmen Montón quien empezó a «demonizar a la privada y hablar de rescates y reversiones mientras por otro lado siguen manteniendo contratos como el de las resonancias, adjudicados desde hace casi dos años en un cajón sin formalizar». Por otra parte, el diputado criticó que se «abuse» de la contratación por emergencia, «saltándose todos los controles de adjudicación de contratos una vez suspendido el estado de alarma». Que la pandemia de coronavirus puso patas arribas todo el sistema sanitario y lo llevó al límite es algo que se sabe pero ahora es cuándo se va a empezar a poner cifras y costes al aluvión de trabajo extra que supuso el desembarco de la covid-19 en la sanidad pública.? Por lo pronto, la Conselleria de Sanidad ha cerrado dos expedientes de emergencia para pagar a los hospitales privados por todas las cuestiones urgentes de las que no se podían ocupar y les derivaron al ser enfermedades que no admitían demora. Se trata de dos bloques de facturas que suman más de seis millones de euros y en las que se detallan, una a una, qué enfermedades se tuvieron que derivar, qué centros no las pudieron atender y a qué clínicas se remitieron. En total, casi 900 facturas por cuestiones de vida o muerte en la mayoría de los casos y que suponen un gasto equiparable a la mitad de lo que debe invertir la Conselleria de Sanidad cada año en que los hospitales privados alivien la lista de espera quirúrgica. La factura es alta en comparación con un año «de normalidad» pero viendo el detalle de las enfermedades que se derivaron se puede comprender hasta qué punto los hospitales estaban colapsados con 2.189 camas ocupadas por pacientes de coronavirus en el peor momento y sin personal suficiente para atender a todos en tiempo y forma. La gran mayoría de los pacientes fueron derivados por tumores cancerígenos, ya sea para ser sometidos a una operación o para recibir tratamiento pero también hay muchos infartos de miocardio, aneurismas, infartos cerebrales, hemorragias internas, embolias, apendicitis agudas, cálculos biliares, infecciones generalizadas e incluso fracturas de todo tipo y condición desde craneales a de fémur. En definitiva, eran esos pacientes con urgencias «reales» y que no pudieron ser atendidos en los centros públicos, saturados y en estado de sitio por la covid-19. Y aquí, muy pocos hospitales se salvan de haber necesitado que les echaran una mano en los peores momentos. Desde los grandes, como el Hospital La Fe, el?Clínico, el Doctor Peset, el Arnau de Vilanova, el General de Castelló, el General de Valencia y el de Alicante o el Sant Joan de Alicante hasta más pequeños como el de Sagunt, el hospital de la Marina Baixa, el de Orihuela, La Plana, Elx, Elda o la Ribera casi todos necesitaron en esos días negros una ayuda externa. Como ya sucedía anteriormente con el plan de choque, las derivaciones en tiempos de coronavirus se han realizado territorialmente llegando a clínicas privadas de toda la Comunitat Valenciana: desde el hospital Rey Don Jaime de Castelló (perteneciente al grupo Vithas también a través de Gesnisa Castellón SL) pasando por la fundación Fisabio, el Hospital Casa de Salud y la Clínica Quirón de València; el Hospital 9 de Octubre y el Consuelo „Nisa, Nuevas Inversiones en Servicios„, ambos del grupo Vithas y también en el cap i casal, el hospital IMED Valencia (Hospivalencia 2008) o los centros que estos dos grandes grupos sanitarios tienen en Alicante como el hospital Aguas Vivas, el Vithas Alicante o la clínica IMED Benidorm. De hecho son estos dos grupos los que han asumido mayor carga de trabajo y han presentado más facturas. Entre los seis centros del Grupo Vithas se ha facturado en total casi tres millones de euros, (2.901.093 euros) mientras que el grupo IMED, con el hospital de?Burjassot a la cabeza ha facturado solo en tres centros casi lo mismo, 2.644.239 euros. La relación de derivaciones urgentes deja bien a las claras el papel clave que el sector privado ha jugado en esta crisis pese a las discrepancias que en estos años ha tenido el gobierno del Botànic con la sanidad privada. La exconsellera y exministra Carmen Montón, mantuvo una defensa cerrada de la sanidad pública y, de hecho, intentó apostar por hacer más con medios públicos para que la sanidad valenciana no se tuviera que apoyar tanto en el sector privado para sacar adelante, por ejemplo, las listas de espera quirúrgicas a través del llamado plan de choque, las derivaciones a la privada para operarse cuando la pública no podía hacerlo en tiempo y forma. Su sucesora, Ana Barceló, mantuvo el programa que impulsó Montón del autoconcierto (el operar por las tardes en los hospitales públicos pagando un extra al personal) pero, después de unos años tuvo que poner más presupuesto para el plan de choque con las privadas ante la evidencia de que, solos, los hospitales públicos no podían llegar a todo.