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El Consell exigirá a las nuevas edificaciones un certificado previo de eficiencia energética

La nueva Ley de Cambio Climático y Transición Ecológica de la Comunitat Valenciana recoge que el consumo deberá ser "casi nulo" - Las obras de rehabilitación o de reforma no obtendrán el certificado final de obra del técnico si incumplen la normativa

El Consell exigirá a las nuevas edificaciones un certificado previo de eficiencia energética

Las nuevas edificaciones no obtendrán la licencia de primera ocupación si no disponen previamente del certificado de eficiencia energética. Exigencia que también se aplicará a las obras de rehabilitación, de reforma o de cambio de uso en las construcciones ya existentes, a las que no les otorgará el certificado final de obra del técnico. El consumo deberá ser «casi nulo», tal como especifica el borrador de la Ley de Cambio Climático y Transición Ecológica ahora en fase de exposición pública por parte de la Conselleria de Agricultura, Emergencia Climática, Desarrollo Rural y Transición Ecológica.

Las nuevas áreas residenciales deberán ser lo más autosuficientes posibles y aprovechar los recursos locales

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Será el Consell quien establecerá reglamentariamente la información adicional que deban incorporar esos documentos, como por ejemplo los detalles sobre el gasto de luz de las viviendas. También se deberá incluir un mínimo de tres propuestas de mejora, que incluirán una estimación de los plazos de recuperación de la inversión o de la rentabilidad durante su ciclo de vida útil. En el capítulo de regeneración urbana, las nuevas áreas residenciales deberán ser lo más energéticamente autosuficientes posibles y estarán planificadas de acuerdo a la siguiente jerarquía de criterios: reducir la demanda energética, ser eficientes en el diseño de los sistemas que cubren la demanda o aprovechar los recursos locales.

Viviendas "ecosostenibles"

También deberá promoverse el uso de materiales de construcción de bajo impacto ambiental y compensar las emisiones de dióxido de carbono derivado del impacto energético de los edificios con parques de generación a partir de fuentes renovables. Las medidas pretenden un cambio de modelo urbanístico que priorice la rehabilitación del parque de viviendas y los edificios «ecosostenibles», además de reducir la vulnerabilidad y las emisiones de gases de efecto invernadero. La nueva normativa también contempla limitar la extensión de la mancha urbana y de la artificialización del suelo mediante el desarrollo de modelos compactos de ocupación del territorio que favorezcan un uso mixto más eficiente e intensivo de los terrenos urbanizados que minimicen los desplazamientos y cuenten con una red eficaz de transporte público.

Las administraciones a su vez deben promover, según la nueva normativa, el uso, proyección y construcción por parte de los profesionales del diseño de fuentes de energía renovable para la calefacción, la refrigeración y el agua caliente, y de soluciones constructivas tanto estructurales como de cierres altamente eficientes para evitar pérdidas de energía. La construcción tendrá que ser con criterios bioclimáticos para que los nuevos edificios sean de consumo casi nulo.

«Reverdecimiento» de los municipios frente a la ola de calor


El borrador de la Ley de Cambio Climático y Transición Ecológica recoge, en su artículo 37, un mayor «reverdecimiento» de los municipios para fomentar el secuestro de carbono y minimizar el efecto isla de calor. Un fenómeno de origen térmico que se produce en áreas urbanas y que provoca una temperatura diferente, que tiende a ser más elevada especialmente durante la noche, en el centro de las ciudades por la edificación masiva. Algo que se mitiga en los extrarradios o las zonas rurales. Los materiales que se utilizan para construir en las ciudades, como el asfalto o el cemento, desprenden muy lentamente el calor que captan durante el día, lo que aumenta la sensación de bochorno. Para ello, se tomarán como valores mínimos de referencia los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La nueva normativa contempla también limitar la extensión de la mancha urbana y de la artificialización del suelo mediante el desarrollo de modelos de ocupación del territorio que favorezcan un uso más eficiente e intensivo del terreno urbanizado que minimice los desplazamientos y cuenten con una red eficaz de transporte público.

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