Se celebra, como cada año, la semana europea de la movilidad. Cuando se echa la vista atrás, y no es necesario remontarse muchos años, sorprende comprobar que este tema ni se consideraba en las agendas políticas, ni incluso en la investigación académica. Pero hoy es una cuestión indispensable para la adaptación al cambio climático. La actual y dura pandemia nos ha mostrado la necesidad de repensar el diseño urbano de nuestras ciudades, apostando por el ciudadano, por el peatón, más que por el vehículo, más por los parques y alamedas, que por las rondas y avenidas. Y esto, que nos ha venido revelado por la crisis sanitaria debe convertirse en una pauta de actuación habitual ya en nuestras ciudades. Necesitamos ciudades sostenibles, en todos sus elementos integrantes. Esto es complejo, pero no imposible. En Alcoi se ha celebrado una mesa redonda al respecto en la que se han presentado ejemplos de actuaciones que se han realizado en los últimos años en algunos municipios valencianos (Benidorm, Gandía, Alcoi) al respecto. Resulta muy esperanzador, ilusionante, ver que ya se están desarrollando actuaciones concretas para ir convirtiendo nuestras ciudades en entornos más amables. Y todo ello apoyado en sistemas de transporte público que se están reconvirtiendo a pasos acelerados para reducir las emisiones al máximo. La adaptación al cambio climático es un proceso de largo plazo, sin vuelta atrás, que afectará a todos los sectores y aspectos de nuestra vida. La movilidad sostenible es una pieza básica en este proceso.