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El turismo se aferra a los buenos datos sanitarios para salvar el puente

Los festivos de viernes y lunes dan paso a un largo invierno

Vicente Boluda, ayer, durante la jornada celebrada en Benidorm.

El insólito puente de octubre que afronta este año el sector turístico valenciano no solo viene marcado por la incertidumbre asociada a la pandemia: miedo a los contagios, cierre de fronteras, retracción del consumo... Dentro de la espiral de malas noticias, episodios como el confinamiento de Madrid pueden mermar más aún el escaso flujo de turistas hacia la C. Valenciana. Especialmente este fin de semana, última oportunidad de atraer turistas antes de entrar en la temporada baja.

La previsión de ocupación en este puente entre el 9 d’Octubre y el Día del Pilar no es muy halagüeña. Según la patronal hotelera de la C. Valenciana Hosbec, en Benidorm se espera una ocupación del 46% en los hoteles y un 18% en los apartamentos a tres días del inicio. Para la Costa Blanca, la expectativa llega al 51%. Menor todavía en València y su provincia, con un 29% de previsión en estos momentos; o el 60% de la provincia de Castelló.

No son malos índices de ocupación, teniendo en cuenta el hundimiento de visitantes de en torno al 65% este verano, pero deben ser analizados en el contexto de la planta hotelera que queda abierta. En el caso de Benidorm, por ejemplo, algún hotel colgó el cartel de lleno la pasada semana, pero lo cierto es que apenas quedan abiertos 30 de los 140 establecimientos hoteleros. La demanda, por pequeña que sea, se concentra en una oferta limitada. En València, por su parte, sigue operativa el 70% de la oferta.

Además, según apuntan los empresarios, el comportamiento de la demanda es ahora mismo imprevisible. «Este puente va a ser bastante incierto hasta última hora. Alguna reserva de Madrid se ha caído pero otras se mantienen y no sabemos cómo se va a comportar el mercado del centro de España», apunta Nuria Montes, directora general de Hosbec.

En todo caso, el sector comienza a vislumbrar algunos brotes verdes. Uno de ellos es el buen comportamiento epidemiológico de la C. Valenciana y sobre todo la imagen de gestión responsable que ha calado en el conjunto de España. «Los datos de la C. Valenciana dan una sensación de seguridad a los turistas de otras comunidades y nos buscan para reservar. La previsión de ocupación durante el puente ronda el 50% en Benidorm y la Costa Blanca, pero en realidad es difícil hacer estimaciones más allá de 24 horas, en un día todo cambia», sostiene Montes. Es algo que complica la gestión del negocio ante la dificultad de prever volúmenes de trabajo.

Al margen de esto, el inicio del levantamiento de las restricciones aéreas internacionales también empieza a generar señales positivas. Cabe recordar, por ejemplo, que la semana pasada el Gobierno belga señaló a la Comunitat Valenciana y a Canarias como zonas seguras respecto al conjunto de España, que sigue considerado como un país de riesgo. Aunque apenas han pasado unos días y no se trata precisamente de uno de los mayores mercados emisores, este pasado fin de semana en l’Altet se ha percibido un incremento de la ocupación de los aviones procedente de ese país. «Los datos son muy positivos. Los vuelos vienen casi llenos. La demanda existe. Y no tiene miedo. Aquí se está trabajando con seguridad. En el momento en que se levanten las barreras y las cuarentenas funcionaremos mejor», vaticina Montes.

Cabe recordar que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Bélgica rebajó hace una semana las restricciones de viaje a sus ciudadanos que se desplazan por la Comunitat Valenciana y las islas Canarias, a los que dejará de requerir cuarentena y PCR a su retorno.

También Alemania suaviza ahora sus restricciones, y aunque mantiene aún la cuarentena, esta será de cinco días a partir del jueves 15 de octubre, si el viajero no presenta un test que acredite que está limpio de covid. La Costa Blanca recibe todos los años 700.000 turistas alemanes.

Al margen de esto, los empresarios del sector tienen la mirada puesta esta temporada baja en la puesta en marcha de un bono turístico valenciano. Es decir, una ayuda de hasta 600 euros a residentes valencianos para realizar una escapada en cualquier destino autonómico.

A la espera de que los datos mejoren, lo cierto es que ese público no solo nacional sino residente en la C. Valenciana es el principal cliente de recursos turísticos como l’Oceanogràfic. Según apuntan desde el acuario valenciano, el verano no ha ido mal respecto a las previsiones, con días de hasta 4.000 visitantes, pero la afluencia se sitúa en términos generales en un tercio de lo que fue el pasado año.

De momento, el público autóctono, sobre todo el local, salva los fines de semana pero la situación es dura de lunes a viernes, reconocen las fuentes consultadas. Básicamente porque todos los afluentes de público se han secado: los cruceros han desaparecido; las excursiones escolares han quedado canceladas; los turistas internacionales se han convertido en una ‘rara avis’ por la ciudad, y el programa del Imserso ha sido suspendido.

Con ese mercado reducido en buena medida al público valenciano, l’Oceanogràfic espera un puente al 33% respecto al año pasado. Sobre todo por la más que posible ausencia de madrileños, que suponen tradicionalmente el 25% de su público nacional, ahora mismo el único al que se puede aspirar. Eso sí, para el 9 d’Octubre, festivo local, han comercializado con éxito una promoción con descuento de un 30%, y esperan los mismos visitantes que el año pasado.

Boluda (AVE) alerta de consecuencias catastróficas en la economía

El presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), Vicente Boluda, alertó ayer durante una jornada sobre Turismo en Benidorm de las «consecuencias catastróficas» que la pandemia y su «gestión más que discutible» está teniendo en la sociedad y la economía, «siendo el sector servicios en general, y el turismo en particular, el gran damnificado, ya que se basan en la movilidad, la seguridad y la confianza, tres elementos que están bajo mínimos».

«La crisis sanitaria ha derivado en una crisis económica con un fuerte impacto en el empleo y en la producción, que nos costará tiempo recuperar», señaló. Además, advirtió que la crisis económica actual «puede llevar a una crisis social si, como sociedad civil, nos quedamos impasibles ante los constantes intentos de desestabilización institucional, en múltiples ámbitos, a los que asistimos casi a diario».

Para mantener la productividad de las empresas, mejorar la competitividad y volver a crecer y a generar empleo, Boluda reivindica que «no podemos permitir que los encargados de hacer más fácil la vida de los ciudadanos y de facilitar la actividad empresarial se pongan de perfil o, lo que es más grave, se dediquen a atacar a dos de los principales pilares de nuestro modelo: la seguridad jurídica y la estabilidad institucional».

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