«Este 9 d’Octubre, los abrazos han de ser necesariamente simbólicos. Pero abracémonos como pueblo. De Vinaròs a Pilar de la Horadada; de Castielfabib a Dénia. Celebrémonos y reivindiquémonos como pueblo maduro. Y diverso». El de 2020 quedará como un 9 d’Octubre de hemeroteca. Se consultará mucho más que los años anteriores y ojalá también más que los posteriores. Por su singularidad forzosa en el ritual. Tan sólo el sol, habitual acompañante en esta jornada, parecía el mismo. Casi todo lo demás fue un montaje para salvar lo que buenamente se podía. El acto principal de la jornada, la Procesión Cívica, rematada con la ofrenda a Jaume I, quedó reducida a un acto en el interior de la Casa de la Vila en el que el protagonista fue el concejal de Ciudadanos, Narciso Estellés, portador de la Senyera en tan singular e histórico día. Con los habituales mensajes reivindicativos, pero enriquecidos en esta ocasión con las alusiones al presente. Así lo dijo nada más empezar el alcalde, Joan Ribó: «Tenemos que vivir un 9 d’Octubre que no se parece al que celebramos históricamente. Pero aunque no haya elementos simbólicos como la salida de la "Senyera", la Procesión Cívica o la Ofrenda Institucional, la esencia se mantiene intacta. Emocionarnos y vivir los valores que nos caracterizan como pueblo».

También fue discurso de exigencia. La de «la defensa de nuestro patrimonio cultural y natural, nuestras tradiciones y una visión propia del mundo que nos rodea. Hacer valencianismo es la tarea diaria para mantener nuestros símbolos y singularidad como pueblo, con elementos como nuestra lengua propia».

A pesar del impacto de la pandemia, el alcalde, que tuvo palabras de recuerdo para las víctimas, destacó la necesidad de continuar. «El proyecto de ciudad no puede quedar paralizado, hay que seguir trabajando para lograr una mejor calidad de vida en todos los barrios. Hay que mantener la colaboración entre administraciones para lograr un régimen de capitalidad y más inversiones».

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, también echó mano del símil. «Nuestra mejor bandera hoy es la responsabilidad y el patriotismo más útil nos obliga a renunciar a la celebración. Y la mejor actitud que resume esta situación es una palabra muy valenciana que toca reivindicar: el "trellat". El poder de la razón más básica y elemental». Reivindicó el papel propio: «Hemos sido un ejemplo. València es la ciudad que tiene menos de la mitad de incidencia que el conjunto de España. Porque la sociedad ha aplicado el trellat». E hizo alusiones, sin nombrarlo, a lo que pasaba en Madrid. «En otros territorios hacen del enfrentamiento y el caos su respuesta al virus. Es un error. Ya hay bastantes problema». Hasta el espacio valía para la comparación: «este Salón de Cristal se inauguró en 1929, el año del crack mundial. Ahora se trata de renacer después del golpe».

Fue un acto íntimo, con apenas unos pocos invitados junto a la corporación municipal. Y no todos porque el peligro acecha en cualquier lugar. La fallera mayor de València, Consuelo Llobell, por ejemplo, se quedó en casa, como lleva toda la semana, recuperándose en confinamiento forzoso tras aparecer un contagio en su entorno familiar. La jornada de las mascarillas, de la limpieza del micrófono entre intervención e intervención o el de la chocante imagen de la policía de gala embozada. Atril y Senyera en medio, que ahí se quedaría hasta la noche para que la contemplara el pueblo valenciano. A la espera de tiempos mejores.

Estellés: "Somos el mejor lugar para vivir"

La singularidad del 9 d’Octubre se tradujo también en la figura del abanderado. Narciso Estellés no salió a la calle con la enseña, con lo bueno y lo malo que significa. Pero precisamente por eso, y en calidad de portador, tuvo su momento relevante en el acto. Y se dedicó a enumerar algunos de los idearios habituales que marcan su grupo y el sentido común. «La conmemoración no está exenta de la emotividad de todos los años. Será recordado para siempre, como la humanidad no olvidará lo que está pasando. Y los valencianos lo estamos sufriendo, pero unidos nos sobrepondremos. Esta pandemia exige que pongamos lo mejor de nosotros mismos para la nueva conquista de este pueblo conquistador: volver a la normalidad». Apelo a evitar «discusiones innecesarias», pero también a ayudar «a vencer temores, a confiar en quien nos cuida y estar con quien menos tiene. Ayudemos a los trabajadores, a los autónomos, a los que en su momento generaron empleo y ahora luchan por continuar con sus empleos».

Estellés piropeó al lugar: «Son muchas las valencianas y valencianos que contribuyen a hacer de esta tierra el mejor lugar para vivir, trabajar y ser visitado», y apeló, en definitiva, a que «desde las instituciones, trabajar sin fisuras, olvidando lo que nos separa, porque no podemos fallarles».