La llegada del otoño siempre marca el preámbulo del final de año. Es una etapa de transición, en la que vamos perdiendo horas de luz y calor, para ir dejando paso al frío y a los bellos paisajes invernales. Los colores otoñales, de la misma forma que nuestros estados de ánimo, van cambiando. Esta estación también suele ser una época idónea para conocer los colores de los parajes naturales de nuestro país, pues muchos de ellos se tiñen de tonos rabiosamente vivos durante esta época. Pero no nos olvidemos, si nos acercamos a conocer estas regiones, que sea con responsabilidad.

Quién escribe estas líneas, por desgracia, fue testigo hace poco de la imprudencia de muchos visitantes en un paraje natural de la serranía de Albacete. Tras las indicaciones del personal a cargo de la preservación del popular nacimiento del río Mundo, muchos de los asistentes no solo no seguían las indicaciones dadas por estos, sino que, por el simple hecho de realizar una fotografía mejor, se ponían en riesgo accediendo a lugares que no estaban permitidos. Y no solo eso, para más inri la mayoría se quitaba la mascarilla obligatoria en estos tiempos. Soy consciente de la dificultad de realizar rutas de montaña con esta protección, pero debemos atenernos a la importancia de hacerlo. Por tanto disfrutemos del otoño, sí, pero con más responsabilidad que nunca. Tanto por la propia preservación de los grandes parajes naturales de nuestro país, que nos esperan con los brazos abiertos cuando es posible, como por nosotros mismos. Si no nos cuidamos y protegemos, no conseguiremos avanzar en esta crisis que afrontamos. L