Ni siquiera la ilusión que genera la lotería de Navidad, que cada 22 de diciembre reparte muchos millones de euros en diferentes puntos del país, con importantes alegrías en la Comunitat Valenciana, puede soportar el tremendo golpe que está suponiendo para la sociedad la incidencia de la pandemia del coronavirus.

Las ventas de décimos para este sorteo extraordinario han caído un 40% respecto al año anterior. Es cierto que aún queda tiempo por delante para adquirir un boleto y probar suerte en el único evento que este año parece capaz de levantar el ánimo a la ciudadanía, aunque sea solo por unas horas. Pero las previsiones no son nada buenas.

Los establecimientos dan prácticamente por perdidos los ingresos que se generan con la venta de décimos a colectivos. Viajes de fin de curso, fiestas patronales, fallas, clubes deportivos, etc, suelen vender participaciones para conseguir ingresos. Con la suspensión de muchos de estos eventos, una mayoría de asociaciones ha decidido no organizar este año el sorteo. El valenciano Josep Manuel Iborra, que es presidente de la Agrupación Nacional de Asociaciones Provinciales de Administraciones de Lotería (Anapal), detalla que la mitad de la facturación anual de las administraciones proviene de la venta a las colectividades.

Los loteros prevén que, de esa parte, este año dejarán de ingresar entre el 50% y el 70%, según una encuesta que la propia Anapal realizó a 400 profesionales.

Otra consecuencia de la pandemia que ha hecho que las ventas se resientan de forma importante es el cierre de bares, mejor dicho, de las barras de los bares. Iborra apunta que «si el cliente no puede sentarse en la barra y ver los décimos colgando, no los va a comprar, porque en la terraza no se ven». El presidente de la entidad que aglutina a las administraciones a nivel nacional apunta que la venta en este tipo de establecimientos supone el 20% del total anual, otro porcentaje que también se está viendo resentido.

A todo eso aún se le suma un nuevo motivo para no ser nada optimista con el resultado de ventas de este año. Y es que una de las piedras angulares de las administraciones en la venta de lotería eran las vacaciones. Son muchos los turistas que aprovechan el viaje a otras ciudades para adquirir el décimo y probar suerte. Como ya es conocido, el turismo cayó de forma muy brusca durante el pasado verano por culpa de la pandemia.

Los establecimientos de la provincia de Alicante son los que más han sufrido esta pérdida, «especialmente por el efecto de Benidorm», explicaba Iborra. Menor impacto ha tenido en Valencia. En esta provincia, las ventas han descendido do un poco menos, un 35 %, según las cifras que maneja el presidente de la entidad de loteros.

En la encuesta realizada por Analpa, el 60 % de las administraciones de lotería indicaban que durante el verano la campaña había sido «mala o muy mala», un reflejo de que la pandemia está afectando a todos los sectores económicos.

Iborra reconoce que la situación es «muy complicada». Las administraciones tuvieron que cerrar durante la pandemia, enviando al ERTE a sus trabajadores. «Cuando volvimos a abrir se recuperó por lo menos uno y se pensaba reincorporar al segundo para Navidad, pero tal como están las cosas va a ser muy difícil porque si no funciona económicamente es imposible».

El Gordo dejó 168 millones en varios municipios en 2019

El pasado fue un buen año para la Comunitat Valenciana en lo que a la suerte se refiere. En total, se repartieron 171 millones de euros, de los que 168 pertenecían al Gordo, que fue a parar a municipios como Alcoi, Sant Vicent del Raspeig y Moraria. En la comarca de l’Horta cayeron 4 millones de euros en Silla, Manises, Aldaia y Quart de Poblet. Con todo, la Comunitat Valenciana recuperó la mitad de la inversión realizada en lotería atrayendo a nueve de los trece premios.