Isabel Ortí tiene un niño de poco más de 3 años que fue diagnosticado de TEA (Trastorno del Espectro Autista) en grado tres en noviembre de 2019. En el centro de especialidades le derivaron a un Centro de Atención Temprana (CAT). Pero no había plaza disponible para el pequeño, así que lo pusieron en lista de espera.

Tras 10 meses se produjo la llamada. Fue en septiembre de 2020 y el crío empezó la terapia pautada por el sistema público. Sin embargo, un mes después (el 8 de octubre), otra llamada del centro dejó a Isabel helada. «Me llamaron del CAT para explicarme que había recortes en la atención temprana por una instrucción interna de la Conselleria de Igualdad y que como mi hijo tenía ayuda por otra parte, pues que le iban a dar el alta. Es decir, que hemos estado esperando 10 meses para poder hacer un mes de terapia», explica Isabel.

La pregunta es obligada: ¿qué ayudas recibe el crío? La respuesta es inmediata: «Mi hijo no tiene nada. He solicitado la beca MEC (ayuda del ministerio), pero aún no sé si me la darán o no. También he pedido la ayuda a la dependencia, pero la tramité en julio y me han dicho que tendré que esperar un año. En el colegio va a un aula ordinaria y aunque hay una profesora de refuerzo no cuenta con atención específica. Vamos, que hoy por hoy solo tiene el CAT y encima se lo quitan. Estamos indignados».

La instrucción a la que hace referencia la familia se realiza con el fin de «establecer el marco común de actuaciones de desarrollo y seguimiento de la prestación de servicios de atención temprana sostenidos con fondos de la Vicepresidencia y Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas», según le explican desde uno de los CAT a otra familia que prefiere permanecer en el anonimato.

Su hija roza los 4 años y la familia ya ha sido advertida por el centro de que el alta está próxima. Desde el CAT le especifican que en «el punto 6.5 Complementariedad de la intervención, se determina que el servicio de atención temprana de los CAT será compatible con las intervenciones desde los sistemas de salud y educación siempre que exista complementariedad entre las intervenciones recibidas por el niño/a y su familia, sin que pueda producirse en ningún caso una duplicidad de servicios si están sostenidos con fondos públicos (por ejemplo las becas del Ministerio competente en materia de educación)».

Una instrucción que añade que «los niños y niñas atendidas, que estén escolarizadas, podrán proseguir el tratamiento asistencial en los CAT siempre que no dispongan en el centro de los recursos que necesitan. Para su valoración se tendrá en cuenta el criterio técnico de los profesionales que intervienen con el niño/a y su familia y, en todo caso, será de aplicación el protocolo de coordinación entre profesionales de ambos ámbitos ».

«Una guerra entre conselleries»

La mujer, sin embargo, asegura que a su hija le dan el alta por la instrucción, «sin saber si recibe o no apoyos, porque no comprueban nada con los colegios, estamos en pandemia y los críos no reciben la atención que deberían. También me han dicho que, en el fondo, es una guerra entre conselleries, falta de recursos y de fondos».

Desde Plataforma Defensa TEA critican una orden «que aún nos deja con menos recursos. Cuando atención temprana dependía de Sanidad la atención era hasta los 7 años. Ahora, a los 4 están dando altas y la lista de espera de los CAT es enorme. La conselleria ha abierto muchas plazas, es cierto, pero habrá que analizar por qué siguen habiendo más de mil niños en lista. En Asturias, un crío con TEA tiene CAT al cuarto día. Es un recurso necesario y lucharemos por él».