Algunas regiones de nuestro país poseen una debilidad proporcional a su belleza: su singularidad es tan grande que, el más mínimo cambio en su entorno, puede suponer un daño de proporciones catastróficas. Un ejemplo de ello lo encontramos estos últimos días en el golfo de Cádiz. Este espectacular entorno formado por miles de dunas está en peligro por la invasión de una especie vegetal proveniente de los Estados Unidos. Una planta de hojas verdes y flor amarilla que no solo ha conseguido conquistar gran parte del entorno gaditano, si no reproducirse a través de las especies herbívoras que se alimentan de ella. La principal hipótesis que rodea la aparición de esta planta es la llegada, hace ya años, de buques militares estadounidenses. El factor que sustenta esta idea es que, en otros países como Australia, Israel o China, con amplia diversidad entre ellos, la planta ha aparecido tras la llegada de este tipo de embarcaciones. Es fundamental e imperativo poner soluciones inmediatas para poder frenar la expansión de una especie invasora que puede poner en riesgo un hábitat único en nuestro país. Para ello, de la misma forma que se hace en Australia -donde se realizan algunos de los controles fronterizos más seguros del mundo en objetivo de evitar al máximo la llegada de nuevas especies- deberíamos poner un gran énfasis en pro de cuidar nuestro entorno y nuestros ecosistemas.