El Consell ha decidido poner nuevas restricciones a la vida social de los valencianos, con reducción drástica de aforos en bares, actividades culturales o hasta tiendas, en un intento de cortar la preocupante escalada de la segunda ola de la pandemia —que se «agrava de forma acelerada» y ya está descontrolada— y a la vista de que la llamada a la responsabilidad social, a quedarse en casa y no juntarse más de 6 personas está surtiendo poco efecto.

Así, desde la pasada medianoche y hasta, al menos, el próximo 9 de diciembre, los aforos de prácticamente cualquier actividad social se cortan hasta el 50 o el 30 %, según actividades, al mismo tiempo que se mantienen las limitaciones que ya estaban en vigor como el cierre perimetral de la Comunitat  Valenciana hasta el próximo 13 de noviembre; el toque de queda nocturno, la limitación de juntarse no más de seis personas o la prohibición de consumir en barra.

La norma publicada ayer —y que por la mañana presentaron el president de la Generalitat, Ximo Puig, y la consellera de Sanidad, Ana Barceló— supone en la práctica aplicar en toda la Comunitat Valenciana las restricciones que estaban en vigor en 31 municipios, principalmente de la Vega Baja y Alicante, que es donde peor situación tenían.

El empeoramiento ha sido "acelerado" y va a más per, según Barceló, los hospitales aún tienen margen

Se busca impedir la posibilidad de que haya grandes concentraciones de personas —por ejemplo en bodas o velatorios— y controlar al máximo los espacios que favorecen las interacciones sociales como los bares o restaurantes, aunque sin cerrarlos ni recortando aún más sus horarios. Porque es ahí, en las quedadas con amigos y con familiares donde más contagios de coronavirus hay: al menos siete de cada diez nuevos brotes se generan en un contexto social y, a falta de poder controlar qué hace cada cual en su casa, la opción que queda es limitar los establecimientos.

Solo se optó por endurecer aún más las medidas en la conurbación de los municipios Elda y Petrer, dictando el cierre perimetral de toda la zona durante 14 días naturales. Los 90.000 habitantes del área no podrán salir de este núcleo poblacional si no es por trabajo, estudios o cuestiones médicas o de fuerza mayor. En el paquete de medidas no entra Orihuela, pese a que su alcalde había barajado pedirlo ya que, según la consellera Barceló, «ahora no es necesario».

Margen para medidas más duras

Cuando todo el mundo está barajando la posibilidad de confinamientos domiciliarios como medida para contener, de golpe, el aumento imparable de esta segunda ola de la pandemia, ayer Puig enfrió esta alternativa y abogó por ir poco a poco y subir solo un peldaño en la escalera de restricciones.

Pese a reconocer que buena parte de los parámetros epidemiológicos habían empeorado ostensiblemente (en la C. Valenciana ya hay 262 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días y los casos diarios se han triplicado en tres semanas), desde el Consell consideran que aún hay margen para tomar medidas más duras y un confinamiento domiciliario sería una medida «extrema» para la que todavía «no estaríamos en situación», explicó Ximo Puig, que recordó que aún así el actual estado de alarma no prevé legislativamente esta medida.

Puig insistió en trasladar que las restricciones se tomaban de forma «serena» y «con proporcionalidad» porque ninguna medida era neutra y todas tenían un efecto «económico sí, pero también social y psicológico en una población muy fatigada» por lo que ahora no era el momento de «saltarse fases». «La situación es grave pero no podemos perder la perspectiva», añadió el president.

Transmisión comunitaria

Porque sí, se da por hecho que ya toda la Comunitat Valenciana ha entrado en un escenario peligroso donde ya hay transmisión comunitaria del virus, es decir que no solo hay brotes que pueden ser controlables sino que ya no se puede saber quién ha contagiado a quién, y con unas cifras que hacen prever que la situación va a empeorar. Desde el Consell reconocen que la situación ha empeorado de forma «acelerada» y que, además, la tendencia es creciente con indicadores epidemiológicos preocupantes: un índice básico de reproducción del virus de 1,07, por encima de 1, que es el límite para considerar que la pandemia está bajo control, una tasa de positividad de pruebas del 15,2 % cuando el límite aconsejable está en el 4 % o una ocupación hospitalaria del 54,56 % y de cerca del 70 % en UCI. Según la consellera, la situación en hospitales se estaba agravando pero aún había «margen asumible», pese a que algunas unidades de críticos habían tenido ya que derivar pacientes.

Aún así, las medidas que se han puesto ahora en marcha son más laxas que las restricciones que pactaron todas las comunidades autónomas para cuando un área estaba en nivel de alerta 3 o alto, pese a que en territorio valenciano alguno de estos parámetros, como la incidencia acumulada ya están, incluso, en el nivel de alerta superior, el 4.

Según la consellera de Sanidad, Ana Barceló, había parámetros que apuntaban a ese nivel muy alto pero «no todos», de ahí que las restricciones aplicadas sean una mezcla de las recomendadas para el nivel 2 y 3 de alerta, lo que deja un margen al Consell para endurecerlas si fuera necesario sin llegar tampoco al cierre perimetral de municipios o a confinamientos domiciliarios.

Así, en cuestión de aforos se han aplicado casi todos los recomendados para el nivel 3 de alerta pero ni se ha cerrado los establecimientos no esenciales a las 23 horas (los bares aún pueden cerrar a medianoche), ni se ha cerrado el interior de bares (el aforo se queda al 30 % y no hay consumo en barra); ni se han cerrado hogares de jubilados o salones de juego recreativo. Para Puig, la clave para no tener que ir más allá en la escala de restricciones era la «corresponsabilidad» y «llevar a término lo acordado. No podemos consentir más imprudencias», aseguró.

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Oltra pide cerrar los bares

La vicepresidenta compareció poco después, a tres metros del Palau de la Generalitat, en la rueda de prensa habitual de los viernes para dar cuenta de los acuerdos del Consell. Mónica Oltra sorprendió cuestionando las medidas que se acababan de presentar y se mostró partidaria de cerrar ya todos los bares y restaurantes. Preguntada posteriormente por el hecho de que el Consell traslade dos mensajes diferentes sobre este asunto, reconoció que «quien tiene las competencias para adoptar medidas en esta materia es la conselleria de Sanidad, y estoy segura de que las decisiones que se adoptan en la Comunitat Valenciana responden a criterios científicos y sanitarios».