Hace solo unos días se dio a conocer un acuerdo entre Forestalia y Copenhagen Infrastucture Partners para la construcción de veintisiete nuevos parques eólicos en la provincia de Teruel. Esta noticia tiene varios alcances significativos desde el punto de vista de quién escribe estas líneas. En primer lugar debo decir que, como firme defensor de la preocupación y cuidado hacia el planeta que habitamos, me congratula ver que seguimos esforzándonos por la creación de energías sostenibles y limpias. Es innegable la vitalidad de tomar un cambio de rumbo en este sentido. Y parece que, poco a poco, nos vamos dando cuenta de ello. No obstante, y como conocedor de primera mano de la sensacional y bella provincia de Teruel, considero también importante destacar la relevancia de que dichos acuerdos de construcción sean también analizados en función del impacto que puedan producir a nivel local. Tanto a nivel ambiental como a nivel paisajístico. Con esto no trato de echar por tierra la importancia de las energías renovables, pero sí creo que debemos ser conscientes de que no todo vale. De la misma forma que los satélites privados de Space X comienzan a monopolizar las noches estrelladas, no encuentro el sentido a que, para poder tener energía limpia, tengamos que llenar el paisaje de gigantes con hélices. Nuestra intención es sumamente valorable, el cómo es lo que debemos trabajar. Y confío en que llegue el día en que seamos capaces de encontrar un equilibrio entre ambos elementos.