Las personas con discapacidad suelen ser las primeras en perder su empleo y las últimas en recuperarlo. Las cifras se han recrudecido en pandemia y avalan esta afirmación. Es más, ocho meses después de la declaración del estado de alarma por el impacto de la covid-19, el empleo de las personas con discapacidad en la Comunitat Valenciana brilla por su ausencia. Y aunque el año todavía no ha concluido, las cifras actuales pronostican un 2020 que dejará la mayor caída interanual de la última década en la contratación de profesionales con discapacidad. Y es que el descenso del 23,4 % en la contratación de personas con discapacidad que se ha registrado entre los meses de octubre de 2019 y octubre 2020 vaticina un final de año en el que la contratación de personas con discapacidad habrá caído en torno a un 20 %.

La crisis de la covid-19 y las medidas de distanciamiento social han afectado a sectores críticos del tejido productivo en los que habitualmente se empleaban las personas con discapacidad, lo que ha traído consigo un descenso de su contratación, que supone el mayor de la década.

Los contratos han caído para todos. De hecho, la reducción de contratos a personas con discapacidad es una cifra inferior a la registrada para todos los sectores de población (los contratos en la Comunitat Valenciana han caído, a nivel general, un 28,9 % entre octubre 2019 y octubre 2020). Sin embargo, las dificultades que se ciernen sobre las personas con discapacidad son superiores. Según el director general de la Fundación Adecco, Francisco Mesonero, «la destrucción de puestos de trabajo y el descenso de las contrataciones están afectando a todos los profesionales; sin embargo, en el caso de las personas con discapacidad el riesgo de exclusión es doble en la medida en que sus posibilidades de acceso al mercado laboral no solo se ven empañadas por la crisis, sino por prejuicios y estereotipos que los han acompañado históricamente y que lastran su contratación».

A este respecto, el directivo añade: «Nos preocupa, además, que la crisis genere un efecto desánimo entre la población con discapacidad, frenando su participación en el mercado laboral, ya de por sí muy baja: actualmente, el 66,1 % de las personas con discapacidad en edad laboral en la Comunitat Valenciana no tiene empleo ni lo busca. Un porcentaje que podría dispararse ante la falta de expectativas laborales».

La caída del 23,4 por ciento en la contratación en el mes de octubre confirma la tendencia de una mejora paulatina desde julio, en el que se alcanzó el descenso más pronunciado (27,7 %) y que tiene que ver con el efecto de la campaña de verano. «El resurgir de la actividad productiva durante el tercer trimestre, consecuencia de la campaña de verano, nos ha regalado la caída más moderada en los contratos de las personas con discapacidad desde que irrumpió el coronavirus. No obstante, nos movemos en un escenario de absoluta incertidumbre que pone en riesgo la generación de empleo en muchas ramas de actividad, como la hostelería y el turismo, más aún cuando el profesional cuenta con una dificultad añadida como la discapacidad», afirma Mesonero.

Los profesionales que ya en tiempos de bonanza encontraban dificultades para hacerse un hueco en el mercado laboral son también los menos preparados para sortear los envites de los ciclos económicos negativos. Ese es el caso de las personas con discapacidad.

Recetas ante el desempleo

Por ello, y para garantizar que las personas con discapacidad «no se quedan atrás» en el proceso de recuperación económica, la Fundación Adecco insta a potenciar las Políticas Activas de Empleo (PAE) «que deben orientarse a diseñar itinerarios personalizados»; a fomentar la colaboración público-privada «porque es un campo de trabajo desaprovechado»; y a generar estrategias de diversidad, equidad e inclusión que son la base sobre la que ha de sustentarse el compromiso empresarial con el empleo de las personas con discapacidad.

«Resulta fundamental impulsar políticas activas de empleo que les conecten con nichos de empleo emergentes y les doten de competencias digitales, así como de otras habilidades clave para competir en el mercado de la covid-19. Por otra parte, las estrategias de diversidad, equidad e inclusión son más necesarias que nunca, no solo como generadoras de empleo, sino como eje crítico de competitividad para que las organizaciones sean más creativas, resilientes e innovadoras», concluye Mesonero.