«Sin polinización no hay vida» asegura la primera Asociación Valenciana de Apicultura Urbana (AVAU). Tras más de cuatro años de lucha, se dirige de nuevo al Ayuntamiento de València a través de una carta formal para que elaboren «una normativa que dé cobertura legal a la apicultura urbana, actividad clave para la conservación de las abejas y de la biodiversidad, así como que cedan los terrenos ya especificados y solicitados en su día, hace más de un año, en el cauce del río y en el parque de La Rambleta».

El vicealcalde y concejal de Ecología Urbana de València, Sergi Campillo, aseguró, este verano, que estaban estudiando la posibilidad de regular la apicultura urbana mediante una ordenanza para promover la biodiversidad enValència.

Desde entonces y tras las peticiones de esta asociación, Campillo anuncia: «estoy dialogando personalmente con la consellera Mireia Mollà para intentar encontrar la mejor solución». Y apunta: «tenemos que atender a las restricciones autonómicas y nacionales». Por su parte la consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Mireia Mollà afirma que desde su departamento van a hacer de «mediadores y posibilitadores» y afirma que «podemos trabajar con el gobierno central e instarles a flexibilizar la estricta normativa estatal».

La apicultura urbana se practica en las principales ciudades del mundo, demostrando no haber problema alguno de cohabitación, por ello Campillo considera «que hay razones suficientes para justificar la introducción de la Apicultura Urbana de autoconsumo en el término municipal de Valencia».

La normativa vigente «aborda la regulación de la actividad apícola desde una perspectiva rural». Esta exige que los asentamientos apícolas respeten una distancia mínima respecto a núcleos urbanos de 400 metros en la norma estatal y de 300 en la autonómica.

Normativa obsoleta

Desde el área de Ecología Urbana aseguran que esta se ha quedado obsoleta por lo que a la apicultura urbana se refiere. Por ello, van a «promover un cambio legislativo desde las Corts Valencianes». Algunas de las medidas que apoyan desde AVAU son el establecimiento de un número de colmenas permitido por km2, así como que se localicen en lugares con poca accesibilidad, por ejemplo, en azoteas, donde no se les moleste y se pueda convivir con ellas. Además, exigen que estas deberían estar supervisadas al menos durante dos años por un apicultor profesional.

Asimismo,defienden el aumento de zonas de biodiversidad en la ciudad, con más flores autóctonas, hoteles de insectos, casas de murciélagos, y áreas para abejas solitarias que anidan en suelo, entre otros. La importancia de las abejas en las ciudades es clara, ya que en la huerta se utilizan pesticidas tóxicos para estos insectos y que pese a su prohibición se siguen usando.

Por ello, también ponen el foco en que se planten más flores autóctonas en la ciudad, ya que en los últimos años ha aumentado el número de flores ornamentales que carecen de néctar, principal alimento para las abejas.