Es más que probable que en muchos hogares valencianos la petición ya haya sobrevolado alguna mesa aprovechando el momento navideño. Padres y madres se miran con cierta duda y debaten el asunto. «¿Será buena idea?». Y los hijos, apartando el catálogo de juguetes, insisten: «Quiero un móvil». Eso si no lo tienen ya.
Cada vez son más los menores entre 10 y 15 años que cuentan con un dispositivo telefónico móvil. Según los datos del INE que revelan el nivel de incidencia en el uso de las tecnologías en las familias, en 2020 eran 242.215 que representaban al 73,4 % de niños y niñas de la Comunitat de esta franja de edad. La autonomía valenciana es, además, la sexta con mayor porcentaje de menores de 15 años que cuentan con un teléfono propio.
En números absolutos supone que respecto a 2019 haya 33.238 móviles nuevos en manos que no han cumplido los 16 años, por lo que se puede afirmar que esa cantidad sale de nuevas compras de familias hacia los menores o de la herencia y reutilización de estos dispositivos. Estos datos hacen que de los 134.410 nuevos usuarios de móvil que hubo en 2020, uno de cada cuatro (25 %) sean niños entre 10 y 15 años.
De hecho, los adolescentes (en algunos casos ni eso) con un dispositivo propio crecieron en la Comunitat Valenciana un 15 ,9% siendo así la tercera autonomía con mayor variación interanual solo por detrás de Murcia (20,7 %) y Cantabria (19,9%) y más de 9 puntos por encima de la media estatal (6,6 %). Respecto a hace una década el crecimiento es todavía mayor con un aumento del 32 % con 59.600 niños más con móvil.
Regalo navideño
La psicóloga Jessica Cabeza indica que esta es una época donde «muchas familias aprovechan para regalar el primer teléfono móvil a sus hijos», pero pide que se «analice bien si es una necesidad o no». «Lo primero que deben hacer los padres es plantearse qué uso le quieren dar y qué ventajas y qué inconvenientes puede tener», explica.
La especialista en Psicología Infantil y Psicología para adolescentes alerta de que hay hogares en los que se regalan móviles de juguete a niños de seis años, un hecho que considera «un error» ya que «se le inculca una necesidad que no tienen» y que años después derivará en la petición de un teléfono con funcionamiento real. «No es buena idea porque no saben cuál es su uso real», añade.
Para Cabeza, «no hay que demonizar la tecnología porque nos trae muchas cosas positivas, pero sí que hay que entender que cada proceso y cada dispositivo, igual que cada red social, tiene su edad». «Lo fundamental es que cuando se entrega un móvil se establezcan unas normas desde el principio que no generen ni frustración ni ansiedad», asegura la psicóloga.
