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«Con las nuevas medidas en València, tampoco podría ver a mi familia»

La PCR alcanza los 236 € en Londres

«Con las nuevas medidas en València, tampoco podría ver a mi familia»

Como tantas particularidades, este año tampoco dejará que todo el mundo vuelva a su casa por Navidad. Unos lo harán por precaución, otros por pura asunción de de las restricciones y otros porque económicamente resulta más caro que otros años. Cada persona es una historia distinta y los nueve valencianos y valencianas con los que Levante-EMV ha contactado tienen una propia. La de Marta Puig es una Navidad en Berlín, pero más que feliz. Acaba de dar a luz a su segundo hijo, Alejandro, y aunque la previsión inicial era que naciera en València, la dichosa pandemia obligó a cambiar de planes (otra vez). «Desde la distancia del tiempo se ve fácil pero a medida que se iba acercando diciembre nos dimos cuenta de las complicaciones», explica. Decidieron quedarse en Berlín y renunciar a unas navidades en Torrent como las de siempre. A cambio, los padres de Marta llegaron a la capital alemana el día 12. «Hasta el último momento no sabíamos si vendrían, tenían que hacerse test, la cuarentena aquí, otro test para volver. Ellos estaban indecisos y yo me sentía responsable de exponerles al riesgo del virus», relata. Berlín vive ahora su segundo confinamiento, por lo que los regalos de Navidad se han comprado, obligatoriamente, en el comercio local de su barrio debido a las restricciones de movilidad alemanas.

El caso de Ana Vengut es una historia doble. Ella y su hermana viven en Londres, pero su madre en València. Han tenido que dividirse para acompañar a su madre en Navidad: «Mi hermana tiene marido e hija y es imposible viajar por los precios de los vuelos, las PCR y luego la cuarentena al volver. No vale la pena el viaje», lamenta Ana. Así que será ella la que venga a València mañana, si todo va bien, tras haberse hecho una PCR que le ha costado 214 libras (236 euros). Con el vuelo, volver a a casa le ha costado unas 400 libras. «Entiendo que haya gente que no se lo pueda permitir, especialmente las familias», dice.

En Londres el confinamiento nunca ha sido total. Si en la primera ola de contagios de marzo no era obligatorio el uso de la mascarilla y se permitía hacer ejercicio una hora al día, «ha pasado lo mismo en la segunda ola». El Gobierno ha intentado salvar la Navidad con distintos grados de desescalada y es, según Ana, «un lío». «Cada ciertos días se cambian los niveles y hay nuevas restricciones o se modifican las anteriores», lamenta. Ella está trabajando desde casa desde marzo y la previsión de su empresa es de seguir así hasta el próximo verano. Al tiempo que se escribía este reportaje, Boris Johnson anunció el cierre de Londres. Ana no sabía si podría regresar, ya que su vuelo sale mañana.

A Rosa Contell, el cierre de Londres no le preocupará porque su plan era quedarse allí. Llegó hace ahora un año y la pandemia ha dejado su huella. «No he encontrado trabajo hasta hace poco y las ayudas del Gobierno de Inglaterra me han ayudado a sobrevivir», explica. «No voy en Navidad por una cuestión económica, no me puedo permitir la PCR y el vuelo», asegura y añade que por ahora «me acoplo a la situación, ha sido un año duro pero seremos positivos para 2021».

Por esa misma razón, Malva Soler también se quedará en Bristol. Además, la segunda oleada de contagios está siendo especialmente dura en Reino Unido por lo que asegura que prefiere esperarse. «Además, con las nuevas medidas en València tampoco podría ver a mi familia», lamenta. Pese a la gran comunidad de amigos que tiene allí, sus abuelos y su sobrina será lo que más eche de menos.

En Escocia, Carla Marcos vive en Edimburgo desde hace seis años. Llegó con trabajo en una empresa de joyería y lo ha mantenido hasta que la crisis de la covid-19 se lo llevó por delante. Ahora ha emprendido con su propia marca y se dedica a hacer mercadillos, que sí están permitidos allí. No vendrán a València porque era obligatorio realizarse una PCR antes de volar, pero todas las citas previas para hacerla estaban agotadas antes de Navidad.

Como en Reino Unido, Suiza no atraviesa su mejor momento. Diego de los Santos vive en Zúrich y asegura que la segunda ola ha sido mucho más fuerte que la primera. «Intentaron volver a dar clases presenciales en mi universidad pero al final las tuvieron que cancelar», asegura. Pese a todo, las medidas no son «tan restrictivas» como en España. Él se quedará allí todas las vacaciones porque hoy en día resulta difícil planificar cualquier movimiento y sus exámenes son en enero, por lo que no quiere arriesgarse a que suceda lo mismo que le ocurrió en marzo: «tuve la mala suerte de tener que quedarme durante todo el confinamiento porque me cancelaron los vuelos para volver».

Amsterdam: solo lo esencial

Adrián Redondo solo ha podido regresar a València dos veces este año. En Amsterdam, donde se mudó con su novia el año pasado, las medidas fueron muy laxas durante la primera oleada pero esta vez «el 15 de diciembre añadieron nuevas restricciones del confinamiento parcial que empezó en octubre. Entre ellas, el cierre de todos los negocios salvo supermercados y servicios esenciales, y los restaurantes solo sirven si es para llevar», cuenta Redondo. Unas medidas que en España se implantaron en marzo y que ahora dejan al valenciano en Amsterdam, aunque la decisión la tomaron hace dos meses «por precaución». «He asimilado que podemos celebrar cualquier fiesta el día que nos apetezca siempre que mis seres queridos estén bien, y tenemos que ser creativos con las celebraciones».

Lo mismo hará Joana Aguirre, quien se quedará en Amsterdam a celebrar la Navidad con la familia de su novio holandés, cenando juntos el día 25 ya que allí la Nochebuena no se celebra.

En el caso de Javier Naranjo, afincado en Dublín, tenían los billetes comprados desde hace meses. Conforme se acercaban las fechas, su opinión fue cambiando «porque en España la situación no estaba bien». «Aquí cerraron seis semanas y desde principios de diciembre que se levantó el confinamiento, todo está reabierto», explica Javier. «Cenaremos con amigos en Nochebuena y en Nochevieja viajaremos al suroeste», explica el valenciano.

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