La pandemia ha condicionado la acción del Botànic y la estrategia de la oposición, pero más allá de la crisis sanitaria, los asuntos políticos más domésticos no han desaparecido en 2020, el año más tenso en las relaciones entre Compromís y PSPV. 2020 comenzó con mal pie en el Consell con una tensa negociación para cerrar las cuentas de las Generalitat, las primeras del Botànic II, y donde ya pudo confirmarse que las dificultades no vendrían de la mano del tercer socio incorporado sino de viejos compañeros de viaje. Compromís y PSPV, con desencuentros acumulados la pasada legislatura (con el adelanto de las elecciones como el enfrentamiento más intenso), protagonizaron esa negociación presupuestaria un ensayo general del gran choque que vendría justo un año después: el de las cuentas de 2021. Entre un presupuesto y otro, 2020 ha sido escenario de otros choques, en los que ha tenido un especial protagonismo la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, cuya relación con el jefe del Consell, Ximo Puig, ha seguido deteriorándose. Recelos en torno al protagonismo de unos y otros, pero tambien diferentes planteamientos en torno a la gestión han acentuado las diferencias.

Este año pasará también a la historia como el de los congresos orgánicos aplazados. La mayoría de los partidos se tomó las uvas hace doce meses pensando que, despejada la batatalla de las urnas, dedicaría este ejercicio a dirimir su luchas internas, pero pocos han cumplido esta previsión. Solo Unides Podem resolvió su liderazgo en torno a Pilar Lima tras el correspondiente proceso asambleario, mientras que el resto, o ha aplazado estos procesos, o los ha dejado a medias. Así, Génova autorizó antes de verano los congresos provinciales y el de la ciudad de València, un movimiento que ha permitido una cirugía rápida y, hasta ahora, limpia. Queda pendiente, para 2021, la verdadera batalla, la que dirimirá la continuidad de Isabel Bonig. Ciudadanos, por su parte, renovó a su cúpula en España, mientras que en la Comunitat, el congreso está pendiente. Ocurre igual con el Bloc, que ha pospuesto por segunda vez su congreso y con el PSPV sin fecha aunque con el deseo expresado de Ximo Puig de optar a un nuevo mandato. El presidente busca un congreso pacífico, a diferencia del último, donde los críticos unidos en torno al hoy presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, impulsaron un candidato alternativo.

Este año Puig y Sánchez se han relacionado desde la condición de mandatarios, lo que ha hecho que la practicidad se imponga a las diferencias. Eso sí, gobiernos unidos por el puño y la rosa no han significado avances en el cambio en el sistema de financiación, la asignatura pendiente del Consell.