El Turismo como actividad económica terciaria se ha desarrollado como un potente foco de captación de ingresos para nuestra economía lineal. Dos tercios de nuestra actividad son sector terciario. En la Comunitat Valenciana, el turismo supuso en 2019 el 15,5% del PIB. Frente a él, el tradicional sector industrial del automóvil oscilaba en torno al 12%.

Pero ¿cómo ha repercutido esta gran fuente de ingresos en el territorio? ¿Lo ha mejorado? ¿Ha favorecido una vida mejor para la ciudadanía? El resultado de una actividad económica debería medir sus resultados, en primer lugar, por los beneficios para los seres vivos que la soportan. Si no, solo vemos una pequeña y engañosa parte de la realidad.

Desde el ecologismo, son muchos años ya exponiendo a la ciudadanía que un modo de vida insostenible pone en peligro ya no nuestro futuro, -eso era hace 30 años-, si no nuestro presente.

Limitaciones en servicios

Multipliquen las limitaciones en servicios sanitarios, las carencias en recogida, separación y tratamiento de residuos sólidos y aguas residuales; en suministro de agua, protección del suelo y espacios naturales o zonas verdes, en su localidad, por la necesidad de atender con los mismos recursos, a una población 10 veces mayor, concentrada durante dos meses al año.

¿Qué ocurre durante ese tiempo?¿Dónde acaban y quién paga todo ese enorme volumen de problemas? Sí, lo adivinan: ustedes, la ciudadanía de a pie de nuestros «sitios turísticos» y cómo no, nuestro medio ambiente. Aguas, aire, suelo, y mar, invadidos por residuos, contaminación y sobre explotación, ante la incapacidad de tratar esa demasía de desechos de una población flotante que viene y va, cambiando caprichosamente de destino. ¿Compensa todo esto?¿Hay alternativa?

Frente a este modelo, lenta y silenciosamente, va naciendo otro. Otra forma de ofrecer y practicar turismo: el Turismo Sostenible. 2017 fue designado por la Asamblea General de Naciones Unidas: «Año Internacional del Turismo Sostenible». La Unesco argumenta que el desarrollo del turismo «debe ser ecológicamente sostenible a largo plazo, económicamente viable, así como éticamente y socialmente equitativo (Bresce, 2009)».¿Dónde está la Comunitat Valenciana en ese camino?

El Plan Estratégico de turismo de la CV 2020-25 de la Generaltitat Valenciana, recoge la cuestión ambiental como uno de los principales vectores a evolucionar en el sector. Nuestro medio ambiente, origen y fin de nuestro turismo. Pero ¿llegamos a tiempo?

Con etiqueta ecológica

En otros sectores, existe una regulación y etiquetado claro que guía al consumidor. Éste sector, al recoger múltiples servicios, tiene una diversidad de opciones para mostrar su acercamiento a la sostenibilidad. En cuanto a alojamiento, podemos buscar por un lado la «etiqueta ecológica» y sus criterios de la Comisión Europea para «promover la utilización de fuentes de renovables, ahorrar agua y energía, reducir los residuos y mejorar el medio ambiente local» en el ámbito turístico.

Pero una multiplicidad de certificaciones nos inundan. Tenemos el sistema de Calidad Qualitur en muchas instalaciones; la ISO 14001 en la gestión de muchas playas; la Certificación Biosphére, que por ejemplo tramita el Ajuntament de Xàbia para su municipio, o la aplicación del Reglamento europeo EMAS para sistemas de gestión ambiental, adoptado por algunos hoteles y empresas turísticas. Con ello se aplican principios básicos de gestión ambiental en la actividad turística.

Pero ¿cómo compatibilizar la utilización de los recursos naturales y sociales para obtener de ellos economía y satisfacción de los turistas, respetando a la vez, «los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas de apoyo a la vida»? Conforme definió la Organización Mundial del Turismo, lo sostenible.

Los reconocimientos han avanzado un poco más. Encontramos el «sello de turismo ecológico». Personalmente y por recomendaciones, conocí entre Ontinyent y Fontanars la «Finca San Agustín» que lo ha obtenido. Se comprometen así con la naturaleza, ruralidad, sostenibilidad y energías renovables y certifican además sus productos agrícolas (CAECV). También me recomendaron un contemporáneo proyecto que no he podido visitar, el «Hotel Vivood Valle de Guadalest», que recibe en 2015 el Premio de Turismo Sostenible de la Generalitat.

Pero las reconversiones son más interesantes. Visito regularmente el histórico hotel Voramar, en Benicassim, que aplica en su actividad los criterios de la Economía del Bien Común, utilizando energías renovables y cultivos sostenibles en su carta. Se dotaron además de un plan de sostenibilidad revisado anualmente, transformando un clásico en un proyecto de futuro, en plena zona de sol y playa. Seguro que hay muchos más que personalmente desconozco.

Pero además de reconocimientos oficiales, me gusta buscar algo más avanzado. ¿Cómo generar economía reutilizando y sin dedicar nuevo suelo a más construcciones turísticas? Nuestro interior montañoso y rural ofrece experiencias de integración con la naturaleza. Ese turismo que debería mejorar el lugar en el que se ubica y que llena de paz nuestros momentos de descanso. El turismo rentable social y ambientalmente se expande muy bien en el interior.

Lugares para perderse

En ese camino les recomiendo personalmente perderse, por ejemplo, en el entorno de Villahermosa del Río. Allí, una antigua masía de montaña, se reconvirtió en un espacio sostenible, bajo el sugerente nombre de «Mar de la carrasca». Con agua y energía propias y renovables ofrecen alimentación de su huerta y de cercanía. ¿Es posible o no el turismo sostenible integral?

Difícil será acercarse en transporte público y sostenible, pero mientras esto llega, muchas parejas y familias han reconectado con la realidad de la biodiversidad de nuestra tierra por aquellos lares. Por último puedo contarles que he conocido por el término de Alfondeguilla, un hotel que se auto denomina, «primer hotel 100% auto suficiente de Europa». Su nombre es «Mar de fulles» y les invito a que puedan comprobarlo y contármelo. Lo construyeron con cal, madera y termoarcilla. Que plantaron 40.000 alcornoques para compensar el CO2 emitido en su construcción, y que funciona exclusivamente con energía solar propia y un circuito cerrado de agua de pozo propio, con depuración por filtros verdes. Toda una apuesta por no estropear su lugar.

Tenemos un gran reto con la difícil gestión del turismo de masas, pero nuestra ciudadanía, como hemos visto, se esfuerza en desarrollar proyectos que implanten la Sostenibilidad, como un vector de futuro hecho presente. Les invito a buscarlos y a contarme. En este sector nuestra Comunitat necesita una gran transición.

La actividad turística es muy importante económicamente, pero como estamos viendo, la salubridad y el estado de nuestro medio ambiente, puede ser su Talón de Aquiles. Creo que no debemos admitir más suelo ocupado y mejorar lo ya existente. Ciudadanía, empresas y administraciones deben agilizar ésta Transición. El futuro del turismo está llamándonos a la puerta.