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Entrevista

Sacramento Pinazo: "A las personas mayores se les ve como una clase pasiva, de segunda o de tercera edad"

Presidenta de la sociedad valenciana de Geriatría y Gerontología. Sacramento Pinazo defiende que las personas mayores son mucho más de lo que queremos ver. Participan, se asocian, cuidan, y pasan su tiempo con los más jóvenes.

Sacramento Pinazo participa hoy en unas jornadas del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de València

A Sacramento Pinazo no le gusta nada la expresión «nuestros mayores». «Porque no son nuestros, son suyos, de cada uno». Reivindica que tienen los mismos derechos que cualquier ciudadano, algo que parece una obviedad, pero que «se vulneran con demasiada frecuencia». Y deja claro que, pese al imaginario colectivo instalado, las personas mayores aportan muchísimo al bien común, se asocian, se mueven, cuidan y dedican su tiempo a los jóvenes. Todo ello lo explica hoy durante las segundas jornadas que el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de València dedica a los grupos vulnerables (en este caso personas mayores) durante la pandemia.

¿Hemos dejado encerradas a las personas mayores durante la crisis de la covid sin pensar en su salud mental?

Así es. Cuando todas las personas ya podíamos salir a la calle, los centros escolares y las universidades estaban abiertos, los centros de mayores seguían cerrados y las residencias aun más. Los centros de actividades para personas mayores los abrieron en mayo 2021 y las residencias, hace un mes.

 ¿Cómo afecta un confinamiento provocado por una pandemia mundial a una viuda que vive sola?

Para una persona mayor con una red social limitada, con problemas de movilidad o que necesite algo o mucha ayuda para realizar las actividades cotidianas, el confinamiento ha tenido efectos devastadores. Han dejado de salir, se han movido poco, su estabilidad, su capacidad muscular, su equilibrio se ha mermado, y el numero de caídas ha aumentado. Ha aumentado también el sedentarismo, y la falta de actividad y relaciones sociales, además, tiene efectos cognitivos y emocionales: más depresión y ansiedad, más soledad y tristeza.

"Las aportaciones que las personas mayores pueden hacer al bien común son muchísimas"

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¿Y el miedo a la covid? Las personas jóvenes lo vieron como algo lejano, pero ellos como una amenaza de verdad.

Al principio no veíamos la covid porque creíamos que no llegaría aquí. Pero llegó a Italia y luego a España. Y afectó más a las personas más vulnerables: las más mayores que están en situación de fragilidad, (porque no todas las personas mayores están así). Pero aquellas que son más frágiles tienen un sistema inmune menos resistente. Y creímos que solo les afectaría a ellas, y tanto decirlo en los medios de comunicación hizo que se les metiera el miedo en el cuerpo. Con el tiempo, vimos que afectaba a todo el mundo.

¿Y en las residencias? ¿Cómo se vive en un lugar que se puede convertir en un matadero si de repente entra el virus?

Las residencias son lugares donde viven personas muy mayores, en situación de fragilidad y necesitan muchos cuidados cotidianos. Pero no son hospitales. Ni tienen a los profesionales que hay en un hospital ni los recursos. Nadie querría vivir siempre en un hospital. Las residencias son lugares de vida y además, la ratio de profesionales está obsoleta. Cuando entró la covid los profesionales tenían que hacer demasiadas cosas: sectorizar, atender a grupos burbuja, ponerse EPIs y quitárselas cada vez que salían de las salas, atender a quienes estaban aislados… fue mucho trabajo y mucho estrés para profesionales que no son expertos en epidemias.

"Cuando todos estaban en la calle y los colegios abiertos, los usuarios de las residencias seguían encerrados"

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¿La palabra ‘vejez’ tiene alguna connotación positiva?

A las personas mayores en general, a nivel de representación social, se les ve como una clase pasiva, de segunda o tercera (edad). Pero la realidad es que muchos de ellos tienen un envejecimiento productivo. Muchos son cuidadores de otras personas en situación de dependencia en los domicilios, por ejemplo; o cuidadores de nietos; muchas personas son voluntarias, y otras participan en asociaciones con diferentes tipos de actividad: por ejemplo, son monitores de informática, clubs de lectura, enseñan los museos de la ciudad; otros, participan en proyectos intergeneracionales, dedicando tiempo a otras generaciones: ayudando en el aprendizaje de la lectura, con las matemáticas, o transmitiendo a otras generaciones la memoria histórica y artística. Las aportaciones que las personas mayores pueden hacer al bien común son muchísimas. Lo que ocurre es que aquí una persona se jubila y no es fácil saber dónde podría implicarse porque los recursos sociales son pocos, y no se crean tantos proyectos comunitarios donde las personas mayores puedan participar.

 ¿Han aumentado los problemas de salud mental entre las personas mayores?

Durante la pandemia, las pocas actividades y proyectos en marcha se han parado. Algunos (muy pocos) consiguieron adaptar sus actividades a la versión online y desde casa, pero otros proyectos simplemente se cerraron. Los gestores no pudieron o no quisieron adaptarlos a versiones digitales. Por ejemplo, los Centros Municipales de Actividades para Personas Mayores del Ayuntamiento de Valencia se cerraron y no ofrecieron nada de nada durante todo el tiempo de confinamiento y más allá. Abrieron sus puertas a medio gas en mayo 2021. Esta falta de actividad, unida al miedo que invadió todos los hogares, el aislamiento, la falta de interacción social y la falta de rutinas han supuesto un cóctel tremendo. Muchas personas han aumentado la ansiedad y la sintomatología depresiva. Y a ver esto quién y cómo lo trata ahora.

La pandemia nos ha abierto los ojos a un modelo de residencias liberalizado y ‘low-cost’ de empresas que tributan en paraísos fiscales y reducen al máximo en costes ¿Por qué nadie hablaba de esto antes?

Nosotros los gerontólogos ya habíamos alertado sobre la necesidad de un cambio de modelos de cuidados en las residencias hace tiempo. Es necesario cambiar la normativa sobre residencias que en la Comunitat está más que obsoleta y es insuficiente. En otras autonomías ya han puesto en las nuevas normativas la mejora de la ratio de profesionales, la mejor consideración del trabajo de cuidar, la necesidad de construir residencias más pequeñas y con habitaciones individuales… La mayor parte de las residencias están dentro de los limites legales. Si no las cerrarían. Debe haber una nueva normativa, pero también más recursos y apoyo por parte de la Administración, mas formación en atención centrada en la persona y en quienes hacen las inspecciones. Si los inspectores no están formados ¿Cómo van a darse cuenta de las necesidades no cubiertas?

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